jueves, 27 de septiembre de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 21.






Presente con cambios y el pasado que no cesa


Diez días han pasado, desde el accidente de Dani y del susto que se lleva su abuela,  cuando al entrar en el el portal le ve llegar con el ojo izquierdo levemente hinchado y puntos en la ceja.

-   ¡Santo cielo! Se podía haber quedado ciego ¿pero no tenía ojos en la cara ese hombre?, parece que los accidentes nos persiguen – exclamó Felisa al oir lo que había pasado.
-    ¿Qué accidente además del de mi madre? – preguntó inmediatamente Irene
-    Nada, nada, cosas de tu abuela, ya sabes como es...lo importante es que el chico está bien
-    Exacto padre – dijo Asunción- nosotros nos subimos ya que ha sido un día muy largo. Hasta mañana, ya hablaremos madre.

Cuando se quedaron solos Irene insistió en lo de los accidentes, sabe que su abuela no dice las cosas en vano, que no da puntada sin hilo como dice su tío Héctor.

-    Hace tiempo me pasó a mi algo, fue una imprudencia y causé un accidente y lo pagué caro...pero ahora no es el momento, ya te lo contaré otro día – contestó su abuelo tratando de tranquilizar a su nieta sin evitar la pregunta pero sin ánimo de contarle toda la historia.

Irene se conformó con esa escueta explicación, se metió a su cuarto, tomó su diario y como venía haciendo desde las últimas navidades, le contó a su madre sus cosas.




<< Buenas noches mamá, acabo de llegar de un fin de semana en la sierra. Dani ha tenido un accidente pero está bien y no ha sido su culpa. A pesar de todo María, Clara y yo hemos aprendido a esquiar pero se nos olvidará enseguida, han sido tres lecciones y de momento nos volveremos a la nieve.
Al volver a casa la abuela se ha asustado mucho y ha dicho que los accidentes nos persiguen...no hablaba de tu desgraciado accidente sino de otro que no quiere contar. El ábuelo me ha dicho, sin decirme mucho, que él provocó un accidente y que pagó por ello y nada más...no me imagino al abuelo haciendo mal a nadie, él es un pedazo de pan y siempre está pendiente de mi.
Mamá, presiento que hay muchas cosas que la abuela Felisa no quiere contarme, la mayoría de las cosas “malas” las oigo de la tía Asunción y de mi madrina ¿por qué es la abuela Felisa tan cerrada? ¿no sé da cuenta que con sus medias palabras hace más daño que con la verdad?..ya sé que soy aún muy joven y que hay cosas que no entiendo bien pero no soy tonta. Aunque no todo el mundo sea bueno también hay gente muy buena y gente que a veces se pierde sin ser mala y necesita ayuda.
Mamá, de momento no voy a volver a preguntar, voy a esperar a que María cumpla los 13 años, a lo mejor le viene a ella también la regla, como a Clara y a mi y asi puedo decir que ya somos mujercitas ¿te parece bien?
Por cierto la familia se agranda, a la llegada de los mellizos de los tíos Gustavo y Aurelia ahora es la tía Matilde la que está esperando un hermanito para Javier...Ya sé que al tío Gustavo y al tío Bonilla llegaste a conocerles y a las tías no pero supongo que ya no te serán extrañas pues te hablo muy a menudo de todos ellos.
Buenas noches mamá y gracias por seguir cuidando de mi desde allá arriba.>>

Mientras Irene escribía, María por su parte, esperó a que su hermano estuviese dormido para hacer la misma pregunta que su prima. Asunción respondió casi con las misma palabras que su padre a su nieta. Héctor aconsejó a su mujer que bajase a hablar con sus padres..quizá Irene había preguntado lo mismo y las niñas lo comentan por la mañana.

-    Lo siento hija, se me escapó pero tu padre ya la ha tranquilizado un poco.
-    No lo crea madre, ninguna de las dos van a parar hasta no saber la verdad.
-    Pero si son aún unas niñas. Irene acaba de cumplir 14 años y María hará 13 en mayo, unas verdaderas niñas..¿cómo le vamos a contar que su abuelo estuvo en la cárcel? No hija, prefiero que aún no sepan nada..además, ellas se lo cuentan todo a Clara y...
-    Tan jóvenes como eran Pedrito y Leonor y no se les ocultó. Madre no es ninguna vergüenza, padre estuvo en la cárcel por una imprudencia y también porque en este país no hay una justicia justa y Miguel por ser un crédulo ..no podemos borrar nuestro pasado.
-   A ellos les tocó vivirlo...no es lo mismo y ya sé que no se puede borrar– dijo Felisa – pero tampoco ganamos nada con sacarlo a pasear.
-    Mujer no entiendes nada cuando te pones borrica, lo que tu hija dice es que es mejor que se enteren por nosotros a que oigan cosas por ahí..ha pasado tiempo sí, algunos vecinos ya no están en la plaza pero otro siguen, los mismos niños con los que juegan en la plaza pueden hacer un día un comentario.
-   Tus nietas no juegan casi nada en la plaza y no quiero remover el pasado y basta.
-    Madre, entiendo sus miedos pero creo que no conoce a sus nietas. Son pequeñas pero muy maduras para la edad que tienen y en parte, el pasado, ese pasado que a usted le asusta, ha tenido mucho que ver en esa madurez sin que por ello dejen de ser una niñas con las inquietudes de su edad.  Yo no le puedo obligar a contarle a Irene nada pero Héctor y yo si queremos poner a María en antecedentes si vuelve a preguntar.
-    Como mi opinión no cuenta, haz lo que quieras, cuéntaselo tu a tu sobrina pero atente a las consecuencias. Buenas noches – respondió Felisa metiéndose en su cuarta muy enfadada.
-    No te preocupes hija – dice Trino – mañana se la habrá pasado y si tu crees que deben saberlo, adelante..tu las conoces muy bién, mejor que nosotros.
-    Gracias padre, si vuelven a la carga se lo contaremos con cuidado.

Como Irene escribió en su diario ni ella ni María vuelven a hablar de ello, las dos comentan lo que les han dicho y lo dejan pasar, tampoco le dicen nada a Clara, por primera vez creen que están ante algo que no debe salir del ámbito familiar hasta que no sepan toda la verdad.

La entrada de Dani en la clase, al lunes siguiente al fin de semana, con paso seguro y con puntos en la ceja,  despertó la curiosidad de sus compañeros y durante unos días fue el centro de atención de todos...hasta hoy pues en este momento el médico le está quitando los puntos y lo primero que hace es mirarse en el espejo para ver su cicatriz y exclama:

-   !Jolines, no se ve nada!  ahora nadie me va a creer.
-   Claro que se ve, pero es muy pequeñita..el médico de la sierra ya te dijo que había hecho un trabajo muy bueno porque tu te habías dejado coser sin llorar – dice Héctor  reprimiendo la risa al igual que el médico y Asunción
-    Cuando seas mayor se notará un poquito más asi que podrás contar tu aventura sin problemas – comenta el médico.
-     Ah, vale – dice Dani que en realidad se contenta enseguida al tener un caracter muy fácil de llevar aunque proteste por todo y sea travieso.

Cuando salen de la consulta van a comer  y por la tarde su padre le lleva al colegio de nuevo.
Asunción, se pasa por casa de Aurelia, a recoger la primera columna que ha escrito después del nacimiento de los mellizos y Héctor se reune con Bonilla, en el despacho de Gustavo, quien tiene un caso que le trae de cabeza.

-    Hola , ¿me he retrasdo tanto? – dice al ver que Bonilla y Gustavo ya están intercambiando datos.
-    No, no, pasa Héctor – dice Gustavo – me he encontrado con Bonilla cuando bajaba de casa y hemos venido juntos ¿qué tal Dani?
-    Hola Héctor, Matilde había quedado con Aurelia y tu mujer para tomar el café y como mi coche está en el garaje le he pedido a Gustavo que me trajera.
-    Es verda, se me había olvidado que la calefacción no funcionaba bien..y con Dani todo bien, no ha dicho ni pío mientras le quitaban los puntos pero si ha protestado porque casi no tiene cicatriz.

Gustavo y Bonilla ríen y recuerdan sus cicatrices por correr detrás de una pelota o caída de bicicleta. Héctor no participa en el recuerdo, sus cicatrices son de otra índole y prefiere no comentarlas. Cuando  terminan de contarlas comienzan a despachar.

-    El problema no está en el que el caso sea complicado, porque no lo es y además yo creo al joven pero sus testigos han desaparecido y sin nadie que corrabore su declaración no puedo hacer una apelación fundamentada.
-   ¿Tampoco has encontrado pruebas de que esos testigos estuvieran estudiando en la universidad?
-   Nada, en ninguna de las tres facultades y el que se está comiendo el marrón es mi cliente.
-   ¿Y los compañeros del joven? ¿No saben nada?
-   No consigo que confien en mi, no quieren hablar.
-    Quizá Matilde nos pueda ayudar – dice Bonilla
-    ¿Matilde? ¿cómo? – pregunta Gustavo
-    Hasta ahora has probado a hablar con los chicos pero quizá alguna compañera sepa algo. La madre de Luis, uno de los niños de la clase de los nuestros, se ha hecho muy amiga de Matilde y ella es profesora de ciencias en la misma facultad que tu defendido y...
-    Yo si entiendo – dice Héctor – pero el cliente de Gustavo es alumno de tercero y la madre de Luis creo que solo da clase a los de primero.

Mientras ellos siguen discutiendo que estrategia pueden utilizar, Matilde, ajena a lo que quizá la quieran proponer, bebe tranquilamente un café con Aurelia y Asunción. Él tema de conversación no tiene nada quer ver con ninguna facultad pero con la columna de Aurelia y sus planes.

-    Te ha quedado muy bien – dice Matilde en ese momento – al menos a mi, como lectora me gusta y te echábamos de menos.
-    Pues a mi como redactora también me gusta y creo que puede ayudar a muchas madres embarazadas de mellizos o gemelos, sobre todo si son primerizas. ¿Has pensado ya cuando quieres volver?
-    No, aún no, escribir una columna cada quince días es todo lo que prometo, de momento.
-  ¿Pero has pensado en no volver? – pregunta Matilde
-   No, eso no, pero hasta después del verano no creo que lo haga..Julio dice que no es problema, que puedo empezar cuando quiera..de momento quiero dedicarme a los niños y a sacarme el carné para tener más movilidad con los mellizos. ... y bueno, tengo una idea en mente desde hace tiempo y quizá aproveche este periodo para encauzarla.
-    Lo del carné me parece fenomenal y cuenta ¿qué idea es esa que te ronda por el coco?- dice Matilde
-    Prefiero no decirlo, lo siento, no suelo tener secretos con vosotras pero esta vez ni Gustavo va a saber nada hasta que no haya tomado forma. Respetad mi decisión ¿vale?
-    Vale Aurelia, te pones un poco misteriosa pero por mi parte esperaré. Estoy de acuerdo con Matilde, lo del carné es estupendo Aurelia y en cuanto a incoporarte como redactora de nuevo, ¿qué quieres que te diga?, por un lado  te entiendo, yo tardé 6 meses en volver a mis actividades tras el nacimiento de Dani. Por otro lado te echo de menos en  la redacción, tu sección está un poco parada, la chica nueva está empezando a escribir cositas pero no es lo mismo pero bueno, mientras tengamos tu columna cada quince días nos sentimos satisfechos.
-    Déjemos de hablar de mi – dice Aurelia - ¿qué tal vas con tu embarazo, Matilde?
-    Muy bien, me está pasando como a ti, ni tan siquiera tengo naúseas por la mañana, lo malo es que tengo hambre a todas horas y voy a tener que vigilar los dulces, no sea que me pase como con Javier.
-    Me parece mentira que al año que viene ya seamos uno más en la familia...bueno o más, es decir, si Asunción y Héctor también se animan
-    No lo creo Aurelia..ni María ni Dani están pidiendo a gritos tener un hermanito, aunque si  viniera lo aceptarían,  sin duda alguna.
-    ¿Y cómo lo sabes? ¿te han dicho ellos algo?
-    Sí, después de venir de la sierra  Dani dijo:  << mamá nosotros no necesitamos más hermanitos ¿verda? María y yo no nos aburrimos>> y María no contradijo a su hermano por vez primera.
-    ¿ Y Héctor y tú? ¿qué es lo queréis?- pregunta Matilde
-    Pensamos lo mismo, nuestra familia está completa..a ver, nos alegramos mucho por vosotros y cuidaremos de vuestros pequeños con mucho gusto pero ni Héctor y yo sentimos la necesidad de tener otro hijo.
-    ¿ Estás segura Asun?  – dice Aurelia –  eres aún muy joven y no sé yo si las pastillas que tomas son buenas a largo plazo.
-    Hay pocos estudios, es cierto, pero de momento es el único método eficaz sin interrupciones, ya me entendéis ¿o no?
-    Sí hija, no es necesario que des explicaciones – ríen sus amigas.

Las tres amigas siguen contándose cosas hasta que Asunción se levanta para volver a la revista mientras Matilde se queda con Aurelia para ayudarla con los mellizos, la siguiente toma está al caer y la conversación vuelve a girar sobre el embarazo y el cudidado de los bebés, del tiempo que se pasa con ello y de lo rápido que crecen.
A las cinco Matilde se despide para ir a recoger a los niños y en el coche piensa que está empezando a tener un lazo más de unión con Aurelia.
Esa misma noche se lo diría a su marido:

-     No sé, cariño, el ratito que he estado a solas con Aurelia ha sido diferente al de otras veces, he sentido como si entra ella y yo por fin hubiese un vínculo.
-    ¿Qué quieres decir? – pregunta su marido un tanto sorprendido.
-    Bueno, no sé como decirlo sin parecer que he estado celosa o algo así porque eso no es.
-    Comienza desde el principio porque me pierdo.
-    Verás, tú y Héctor sois amigos, el era tu jefe y formáis un buen equipo. Aurelia y Asunción son amigas desde antes de que yo las conociera, comparten el mundillo de la revista y Gustavo al igual que yo llegamos de rebote pero, mientras Gustavo encaja en el equipo Bonilla&Héctor yo sentía que no tenía hilo directo con Aurelia.
-    Voy entendiendo y ¿con Asunción sí?
-    Mucho más que con Aurelia, quizá porque al tener Javier y Dani la misma edad hemos compartido con ellos muchas horas, al igual que el que Clara y María sean casi de la misma edad ha reforzado la amistad entre Aurelia y Asunción.
-   ¿ Y ahora tienes hilo directo con Aurelia?
-    Sí, eso es lo que he sentido esta tarde, el hecho de ser padrinos de Marta y el que yo esté ahora embarazada hace que nuestras conversaciones sean más fluídas cuando estamos solas, por la edad de sus mellizos y por la de nuestro bebé creo que nuestra complicidad puede aumentar. ¿Comprendes?
-    Comprendo y también creo que las hormonas han despertado tu sensibilidad y...es lógico que ahora tengas otro tema de conversación con Aurelia al margen de Asunción, al menos que esta también se quede embarazada, claro.
-    No, no lo esperes, según nos ha dicho ni ella ni Héctor están por la labor. Su familia está completa. Me ha parecido muy tanjante y no sé, me parece un poco egoista, la verdad.
-   Héctor no ha comentado nada pero lo van a tener difícil, Asunción es aún muy joven y ¿egoista Asun?, no lo creo, tendrán sus razones.
-   Asun toma pastillas desde hace algo más de un año
-   No lo sabía, cómo tu no has tomado nunca nada..ni idea de qué Asunción fuera tan adelantada..pero ¿sabes qué?, allá cada cual con su pareja y basta ya de charlas sobre otros..ocupémonos de nosotros – dice Bonilla besando a su mujer mientras con la mano desabrocha su blusa.

Aurelia y Gustavo también conversan antes de dormir y pasan revista al día que han tenido.

-   Mañana mismo vamos a una academia para apuntarte a las clases, la mujer de Ignacio puede cuidar de los mellizos o yo me tomo libre la hora de clase.
-   ¿Entonces estás de acuerdo con que aprenda a conducir?
-    Por supuesto Aurelia. Nunca te he dicho nada porque tu no lo has mencionado pero a mi me parece muy bien que las mujeres tengáis carné, de esa forma eres más independiente, puedes alternar con Asunción en ir a buscar a las chicas..aunque con los mellizos atrás no creo que sea buena idea – ríe Gustavo y continua – pero de ese modo puedes trabajar en casa, seguir con tu sección y la columna, en el coche en un santiamén estás en la revista y de vuelta en casa.
-    Gracias marido por ser tan comprensivo – dice Aurelia en broma – Ahora en serio, esa era mi idea, la de ir a por las chicas solo si te quedas tu con los mellizos pero el llevar yo mis columnas sí, me apetece de nuevo pisar la revista aunque no tengo prisa...lo de mi sección no sé, no creo que pueda hacerlo en casa, normalmente visitaba lugares y tenía entrevistas...no me veo haciéndolo con los mellizos siendo tan pequeños...creo que le voy a decir a Julio que busquen a otra persona para esa sección.
-    ¿Estás segura? Yo pensaba que te gustaba tu trabajo y la sección en realidad la has creado tú.
-    Y me gusta Gustavo pero estar en casa con mis mellizos me gusta mucho más...la columna no me quita tiempo y de paso puedo empezar a explorar otras posibilidades.
-    ¿Tienes planes nuevos? Cuéntamelos.
-    No, ya le dicho a Asunción y a Matilde que prefiero no decirlo..ya lo veréis cuando lo tenga listo..si sigo adelante.
-    ¡Qué misteriosa que estás, mujer! – dice Gustavo apagando la luz y ya en la oscuridad pregunta inclinado sobre su mujer - ¿ tiene esta mujer misteriosa que está a mi lado, ganas de explorar si podemos retomar un numerito que dejamos a medias hace ya más de dos meses?

Aurelia ríe y aunque está nerviosa por ser la primera vez después de dar a luz no puede evitar aceptar la invitación de su marido. 






La familia Perea por su parte, durante la cena, han compartido lo que han hecho durante el día. Daniel ha contado cómo le han recibido por la tarde, cuando ha llegado a clase ya sin puntos y el profesor de gimnasia le ha dicho que ya puede empezar a entrenar. María por su parte cuenta que parece que hubiera una ola de venir cigüeñas.

-     Por qué dices éso? – pregunta Hector
-     Hay dos chicas en la clase que van a tener hermanitos  dentro de unos meses.
-    ¿Y a ti te gustaría que nosotros tuviéramos otro?- pregunta Héctor
-     La verdad es que prefiero tener primitos.
-     Con Daniel tienes bastante..¿es eso?
-     Sí, de verdad, no es cosa mía pero no veo la necesidad de tener otro hermano...no sé, tener muchos hermanos debe ser divertido pero también un jaleo.
-   Yo tampoco quiero otro hermanito, si cuenta lo que yo quiero! – dice Dani
-    Y se puede saber por qué – pregunta Héctor
-    Porque quiero ser siempre el pequeño de la casa y no quiero que vosotros no tengáis tiempo para mi.
-    Eso no pasaría Daniel, aunque encargásemos otro niño siempre tendríamos tiempo para vosotros y ahora caballerete, hombrecito de la casa y principito para siempre, es hora de irse a la cama – dice Héctor.

Al mismo tiempo que Héctor se ocupa de Dani, María sigue hablando con su madre y ayuda a recoger la mesa.

-   Clara dice que sus padres ya no tienen  tiempo para ella  y además como sus hermanos son tan pequeños tampoco pueden hacer las mismas cosas que hacían antes.
-    Cuando los mellizos ya empiecen a andar y a hablar seguro que Clara está loquitos con ellos.
-     Eso digo yo también, pero se siente un poco sola...la tía Aurelia piensa todo el rato en los mellizos, sólo su padre le hace caso.
-   Clara exagera un poco María, tiene un poco de pelusa y es normal, han sido muchos años siendo la única en la casa pero yo conozco a la tía Aurelia y aunque no lo parezca está muy pendiente de Clara.
-    Bueno, pues ella no lo cree así y yo no quiero que eso me pase a mi.
-    Y no te pasaría María, tu estás acostumbrada a compartir nuestra atención con Dani.
-    Princesa, tu  turno – dice Héctor entrando en la cocina.

Más tarde, cuando Dani y Maria duermen sus padres, reclinados sobre la almohada, comentan en la cama la conversación con sus hijos y Asun saca a relucir lo que han hablado en casa de Aurelia.

-    La verdad es que me he sentido un poco mal cuando han sacado el tema. Me ha preguntado si estaba segura y si pensaba tomar las pastillas siempre- dice Asun jugando con la mano de su marido.
-    ¿No tendrás complejo de culpabilidad , verdad?, Cariño, no te preocupes, digan lo que digan todos, si tenemos otro será porque los dos queramos de verdad y creo que hasta hace bien poco no queríamos ¿o no?- contesta Héctor levantándola la barbilla para ver mejor la expresión de sus ojos.
-   Sí, exacto, ya lo hemos hablado, no sólo cuando nacieron los mellizos, antes también y no siento esa llamada o ganas de volver a quedarme embarazada, no tengo la ilusión que tenía cuando María y Daniel pero no sé, a lo mejor es por las pastillas...
-    No lo creo Asun, a mi me pasa como a ti y yo no tomo pastillas – responde Héctor muy seriamente.
-    Gracias mi amor - dice Asunción dándole a su marido en el brazo sonriendo - siempre consigues que sonría hasta cuando tratamos temas serios; entonces estamos seguros y no lo hacemos por lo que dicen nuestros hijos.
-    Sra. de Pera me temo que pensamos igual...la decisión de tener un hijo  sólo nos incumbe a nosotros.
-    Mi madre no estaría de acuerdo, los hijos son un regalo de Dios.
-     Y estoy de acuerdo, hemos tenido dos regalos preciosos y le estoy muy agradecido pero no creo que le demos la espalda por esta decisión, al revés, creo que junto a ti soy más consciente de que existe un Dios...por mi parte podemos dar por cerrado el tema tener otro niño ¿de acuerdo?
-   Por mi parte también pero...¿voy a tener que estar tomando pastillas hasta que se me retire el periodo?
-    Para eso falta mucho mi amor y ¡coño! es una muy buena pregunta, quién sabe si al cabo del tiempo provocan eso que llaman daños colaterales...quizá exista otra posiblidad – dice Héctor
-    ¿Cuál ? Yo no quiero tener que meterme ningún tipo de aparatito.
-     No estaba pensando en eso mi vida...mira, esta mañana , mientras esperábamos en la consulta  he cogido una de esas revistas médicas y aunque no lo he podido leer completo, había un artículo que me ha interesado. Quizá sea mi turno ahora - contesta Héctor recastando su mano para colocarle a su mujer uno de sus rizos.
-    No, Héctor.  Creo que sé de que artículo hablas, lo conozco, la redacción también tiene una suscripción a esa revista y me parece muy drástico, muy definitivo.
-    Puede ser pero puedo hablar con Mauricio, es un viejo conocido mío, médico y en otros tiempos amigo y cuando tenga toda la información lo discutimos ¿te parece?
-    Bueno pero de esto ni media palabra a nadie, sólo a ese médico...creo que mi tía Manolita también le conoce ¿no?
-   Sí, es un viejo amigo de la plaza de los Frutos y ¿te has tomado la pastilla hoy?
-    Sí, claro como todas las noches ¿qué pasa?
-    Nada, era por preguntar por si acaso te apetece comprobar si siguen funcionando.
-    De verdad que eres incríble Héctor, me traes loca – dice Asunción contestando ya a los avances de su marido y olvidándose de apagar la luz.

 FIN







lunes, 24 de septiembre de 2012

La sorpresa de Aurelia. Parte 20. II




Accidente, miedo y un anuncio.


Asunción intenta calmar sus nervios mientras conduce. En el asiento de al lado, con el respaldo reclinado, se haya Daniel medio dormido a causa del calmante que le han dado. En la pista se han quedado los demás; se ha negado a que su marido la acompañe y ha insistido en que la última lección de esqui de este día, planeada a la una y media , siga adelante pero sin Dani, naturalmente.

Todo ha empezado un hora antes, cuando las chicas van a entregar sus trineos, tras deslizarse una y otra vez sin problemas y los chicos están llegando a lo que habían dado en llamar la meta.... entonces la alegría y las risas dan paso a las exclamaciones y la gente corre a ver que ha pasado. 
Héctor vuela hacia Dani, tendido en el suelo, mientras Asunción grita al padre del chico que ha provocado el accidente, al deslizarse junto a su hijo en un trineo de madera, perder el control y llevarse a Dani por delante que estaba recogiendo su trineo para entregarlo.





Desgraciadamente se ha dado un golpe en la cabeza y una de las puntas, de la parte delantera del trineo, le ha abierto la ceja izquierda por la cual mana sangre sin parar. Héctor corre con su hijo en brazos al puesto de socorro de la Cruz Roja mientras Bonilla corre con él apretando la herida con su pañuelo, ya teñido de sangre. Clara corre también con ellos y saca de su bolsillo otro pañuelo que da a Bonilla y al momento se tiñe también de sangre.

En el lugar del accidente Matilde intenta inutilmente que Asunción se calme y deje de gritar al hombre, recién incorporado que trata de levantar a su hijo, que parece tener dificultad para apoyar el pie en el suelo.

-      Mamá, mamá, vamos, Papá que se ha llevado ya a Dani, por favor – dice María estirando a su madre de la manga de la anorak.
-      Tía por favor, ven con nosotras – pide también Irene
Entre las tres consiguen que Asunción deje al atontado padre al que empiezan a asistir unos voluntarios y cuando llega a la puerta del pequeño consultorio Bonilla la dice:

-       Te está llamando, le van a coser la herida.

Nada más entrar ve como Héctor, detrás de su hijo, depone su mano izquierda sobre el hombro izquierdo de Dani, la mano derecha encuentra las manos de su hijo y le susurra algo al oído. Daniel intenta comportarse como un hombrecito y sin llorar permite al médico que le cosa la herida.

-      Mami, mami ¿dónde estabas? – pregunta Dani al ver entrar a su madre.
-      Ahora no hables Daniel – le pide el médico
-      Ya estoy aqui cariño, no digas nada, el médico tiene razón – contesta su madre coguiéndole la mano que Héctor suelta. Asunción evita mirar a su marido y se concentra en su hijo
-      Bueno, esto ya está, cuando te quiten los puntos casi ni se va a notar mi costura de lo bien que lo he hecho – dice el médico guiñando un ojo a Dani –  te has portado como un jabato, ni has pestañeado, asi me gusta.
-      ¿Lo oyes mamá? ¡Ya soy mayor! Ya no lloro como un niño.
-      Yo no diría tanto – contesta el médico sonriendo antes de que sus padres puedan decir nada- los mayores también lloramos de vez en cuando pero si que has sido muy valiente y eso es lo que cuenta.
-      De acuerdo – dice Dani

El médico recomienda que el chico repose el resto del día y que observen si tiene mareos o vómitos..aparentemente no tiene nada, el dolor de cabeza es normal después del golpe, su visión es buena y la herida limpia, aparatosa pero sin complicaciones, mañana será el mismo niño alegre y despreocupado.

-Los puntos tendrá que llevarlos unos 10 días...si notan algo llamen a este teléfono – dice el médico dándoles la tarjeta de la Casa de Socorro de Cercedillas.

Cuando salen con el niño  del consultorio Asunción pide las llaves del coche a Héctor y anuncia que ella regresa a la casa con Dani.

-      Nos vamos todos – dice Bonilla
-      No, prefiero que os quedéis aqui. Las chicas tienen una clase pendiente y aún les da tiempo y no Héctor – dice mirando a su marido – tu tampoco vienes conmigo. No quiero discutir mi decisión.

Ante la sorpresa de todos, menos de Héctor y María, Asunción cumple con lo dicho y va camino de la casa mientras ellos  se dirigen a la pista de las clases de esqui.

-      Cuando se le pase el susto mamá será otra vez mamá ¿verdad papi?
-      Asi es María – contesta Héctor y dirgiéndose a Matilde y Bonilla dice- ¿Matilde te imporaría quedarte tu con las chicas mientras tu marido me acerca a la casa?
-      No, claro pero Asun ha dicho...
-      Sé lo que ha dicho mi mujer Matilde pero yo tampoco puedo quedarme aqui, además las botas están manchadas de de sangre y las mangas de la  cazadora tres cuarto de lo mismo.
-      Héctor tiene razón, quedaros aqui y de paso me acerco al restaurante a anular la comida de hoy. En el pueblo he visto un bar que hacen comida para llevar, puedo encargar unos pollos y unas tortillas ya las recogemos más tarde ¿vale?
-      Como queráis, a mi no me importa quedarme aqui pero llévate a Javier, las clases de esquí no le gustan y sin Dani se aburre.

A las dos y diez la clase termina, ha sido una clase distinta a la de por la mañana pero dentro de lo que cabe, María la ha disfrutado, pero su cara refleja su preocupación.
Matilde decide esperar con las chicas en la cafeteria tomando otro chocolate caliente. Aunque a esas hora ya hay mucha gente encuentran una mesa libre en una esquina cerca de la chimenea.




-      María, alegra esa cara, que lo de Dani no es nada, sólo un susto muy grande.
-      Lo sé tía Matilde, no estoy asi por mi hermano pero por mis padres. Estoy empezando a tener miedo, mamá siempre se enfada con papá cuando a mi hermano o a mi nos pasa algo.
-      ¿Miedo? No lo entiendo, tus padres hacen las paces en un santiamén.
-      ¿Y si un día pasa algo muy gordo y se va como hizo Teresa?- dice María sin darse cuenta que ha dejado caer una bomba.

Matilde mira a María sin saber que decir, ella no sabe casi nada de Teresa, es algo de lo que su marido casi nunca habla y no tenía ni idea de que María supiese como se llamaba la primera mujer de su padre.

-      No te asustes tía Matilde – dice María al ver la cara que ha puesto – no sé toda la historia.. pero en navidades oí una conversación de mis padres sin querer y ellos se dieron cuenta, al final me dijeron que ella era “las cositas” por la que ellos no pudieron casarse antes . Teresa dejó a mi padre después de perder ella al suyo, al bebé y a su hermano. Eran muchas cosas y ya no podía estar con mi padre. ...por supuesto que Daniel no sabe nada de nada.
-      Tu madre no es Teresa, te lo aseguro aunque yo no la haya conocido......... ¿Vosotras también lo sabiáis? – pregunta Matilde a Clara e Irene al ver que ellas ni se han inmutado.
-      Sí - dice Clara – entre nosotras no hay secretos, las tres “venimos” de antes de que nuestros padres se casaran.
-      En mi caso es aún peor – dice Irene – mi madre ni tan siquiera llegó a casarse con el hermano de la tía Estrella y el señor que dejó a mi madre embarazada estaba ya casado y mis abuelos no querían saber nada de él.
-      Comprendo – dice Matilde – pero.. Clara, tu naciste cuando tus padres ya estaban casados.
-      Sí, a los dos meses y algo de estar casados...¿o no te diste cuenta?..nunca lo había pensado tía, pero con el embarazo de los mellizos y mirando el album de fotos vi que no era posible..¿ ellos se casan en noviembre y yo nazco en febrero?. ..se lo pregunté a mi padre y me lo contó, bueno todo no, supongo, pero me dijo que mamá no quería casarse con él hasta no estar segura. Cuando lo hizo ya estaba de seis meses, no se le notaba mucho la tripita y para la boda utilizó una faja, por eso en las fotos no se le nota nada.
-       Es verdad, no se le notaba mucho, fue en el séptimo mes cuando empezó a engordar y engordar y al final naciste tu y pesastes casi tres kilos y medio.
-      Javier si que nació cuando tu ya estabas casada con el tío ¿verdad? – pregunta María.
-      Sí, pero eso no quiere decir nada...las circunstacias eran distintas y nosotros no somos mejores padres que vuestros padres por eso, al revés, cada día aprendemos de los vuestros – comenta Matilde y tratando de animarlas un poco dice –  confidencia por confidencia os voy a dar una noticia. La quería dar el tío mañana asi que vosotras hacéis como que no sabéis nada.. ..el hermanito o hermanita de Javier ya viene de camino, por eso no he querido jugar en la nieve con vosotras.
-      ¡Qué buena noticia!- dicen las tres entusiasmada, levantándose y dándole un beso.
-      ¿Quieres una niña, verdad? – dice María.
-      Sí, me gustaría pero si es un chico voy a ser igual de feliz, ya tengo tres sobrinas adorables – dice Matilde.


Mientras las chicas están con Matilde hablando y Bonilla encargando la comida, Héctor entra en la casa y encuentra a su mujer en el dormitorio de Daniel, sentada en una silla, con las cortinas cerradas, contemplando a su hijo como duerme bajo los efectos del calmante.

-      ¿Qué haces aqui Héctor? ¿Cómo has llegado?- pregunta Asunción al ver a su marido en la puerta de la habitación.
-      ¿Qué tal sigue? ¿se ha quedado dormido? – pregunta sin responder a las preguntas de su mujer
-      Sí, en el coche ya venía medio dormido, el calmante ha tenido un efecto muy rápido, le he tenido que subir en brazos....pero no has contestado a mis preguntas.

Hablan bajito para no molestar a Daniel, Héctor toma por el brazo a Asunción, la lleva a la ventana y descorre un poco las cortinas.

-      Como puedes ver la cazadora tiene manchas de sangre, mis pantalones también y solo se han salvado los zapatos porque llevaba las botas, comprenderás que no podía pasearme asi sin que la gente me mirase...
-      Tienes razón, lo siento y lo malo es que no sé con que te puedo limpiar la cazadora ahora y no tienes otra.
-      Eso es lo de menos, Bonilla me presta una, lo de más eres tú ¿ Quieres que hablemos o espero abajo a que vengan los demás?

Asunción mira a su marido y recuerda lo mal que se ha sentido en el coche, sabe que su marido no tiene la culpa de nada, el resto tampoco pero ella ha pagado el miedo que la ha embargado con todos ellos y dice:

-No, espera, quédate conmigo..siento mucho haber dado ese espectáculo...tú..María, Bonilla, Matilde..vosotros también estabáis asustados y sin embargo no habéis perdido la cabeza, sobre todo tú, corriste hacia Daniel mientras yo le gritaba a ese irresponsable y dejaba a mi hijo en la nieve...si no hubieras estado allí...¿qué clase de madre soy?
- Una leona que quiere devorar a quien haga daño a sus hijos, la mejor madre que pudiera desear para mis hijos y de no  haber estado yo allí tu te hubieras encargado de Dani - contesta Héctor sujetando entre sus manos las manos de su mujer.
- ¿Me perdonas? ¿Justificas mi comportamiento? – pregunta Asunción con lágrimas en los ojos
- Entiendo tu comportamiento pero no justifico nada ¿no recuerdas esas palabras? ¿cúantas veces me las ha dicho tu a mi cuando la sombra de Teresa se interponía entre nosotros al principio de nuestra relación?
- Algunas veces pero desde que dimos el paso de vivir juntos no he tenido motivos para decirlas nunca más- contesta Asunción
- No, como yo no tendré que volver a decírtelas a ti. A partir de ahora pase lo que pase con nuestros hijos compartiremos nuestro miedos en lugar de echarnos la culpa, ¿de acuerdo?
- De acuerdo, palabra de honor – contesta Asunción fundiéndose en un abrazo con su marido.
- Asi está mejor – dice Hector besando a su mujer- vamos, lávate la cara mientras yo me cambio que los demás estarán al caer.

En efecto, cuando las chicas están a punto de dejar la cafeteria, aparece Bonilla con Javier y todos juntos regresan a la casa, sin olvidar recoger la comida encargada.
Asunción baja al oirles entrar, les pide que no hagan mucho ruido y se disculpa por su comportamiento.

-      No pasa nada Asunción – dice Bonilla – aprovechemos que Dani duerme y vamos a comer todos juntos.
-      No, yo prefiero esperar – dice Asunción – id comiendo vosotros, ya me calentaré yo lo mío después..no quiero que se despierte y trate de levantarse.
-      Como quieras dice Héctor.

Mientras los mayores hablan las chicas ponen la mesa, cubiertos, platos y vasos y en el medio tres pollos, tres tortillas,  yogures para el postre, una botella de casera, una jarra de agua, y una botella de vino.

-      A la mesa – dice María – y Javi ¿te has lavado las manos?
-      Sí, jopé, pero tu no eres mi madre – se queja Javier quien sin Daniel está un poco huérfano y de mal humor.

Después de comer Matilde calienta la comida de Asunción y sube a buscarla.

-      Ya me quedo yo con él, baja a comer, te he calentado la comida y, habla con María....tiene miedo de que un día te marches como Teresa.
-      ¿Qué? ¿Te ha dicho eso? – pregunta Asunción alarmada.
-      Sí, mientras esperábamos en la cafeteria nos hemos hecho confidencias...son tres niñas muy despiertas y con la mente muy abierta..díselo con cuidado y sin delatarme ¿vale?.
-      Descuida y gracias Matilde.

Cuando Asunción baja al salón se encuentra con que Héctor están poniendo su plato en la mesa.

-      Gracias cariño – dice y pregunta - ¿dónde está el resto de la banda?
-      Han ido con Bonilla al pueblo a devolver las cazuelas que nos han prestado.
-      Deja los cacharros ahora – pide Asunción al ver que Héctor comienza a fregarlos- siéntate conmigo, tengo que decirte algo.

Asunción le cuenta a su marido lo que Matilde le acaba de comentar.

-      Quizá no debiéramos haberla dicho nada, es aún una cría por muy mayor que parezca – opina Héctor.
-      No, hicimos bien en decírselo, nos oyó hablar y de haber hecho como si nada se hubiera líado mucho más, ese no es el problema..el problema soy yo, la he fallado hoy y tengo que hablar con ella en cuanto venga.
-      No creo que la hayas fallado, de hecho me dijo que en cuanto se te pasara el susto ibas a ser la mamá de siempre..pero sí, tenemos que volver a hablar con ella.

A lo largo de la tarde Héctor y Asun encuentran el momento para hablar con su hija sin delatar a Matilde.

-      María, cariño - dice Asun – hoy no he tenido mi mejor día..me he venido sola con Dani porque estaba enfadada conmigo misma, no con vosotros. Tampoco tenía que haber dado ese espectáculo...el hombre ese no ha perdido el control del trineo para fastidiarnos el fin de semana y menos aún quería que Dani se golpeara..quiero que sepas, que nunca, nunca, nunca por muy enfadada que esté me voy a volver a ir, me he sentido muy mal y además ¿a dónde voy a ir yo sin vosotros? sin papá, sin Dani y sin ti yo no soy nada ¿ me perdonas?
-      Yo no estoy enfadada mami – dice María – no tengo que perdonar nada,  estaba preocupada y tenía miedo ¿no te lo ha dicho la tía Matilde?

Asunción mira a Héctor en busca de ayuda y este sale al rescate:

-      Princesa, la tita Matilde ha dicho que estabas preocupadas por nosotros y por eso mamá quiere dejarte bien claro que nosotros dos nunca, nunca, nunca nos vamos a separar aunque tengamos días de desencuentros o días tristes, somos una familia y lo vamos a ser siempre..y no olvides nunca que estamos aqui para contestarte todas las preguntas o dudas que tengas ¿ de acuerdo, mi amor?
-      Sí, de acuerdo- contesta María abrazándose a sus padres.

Esa noche se acuestan pronto, Dani duerme con Asunción mientras Héctor lo hace en la cama de su hijo y afortunadamente al día siguiente, el niño se despierta como si nada hubiera pasado, ni tiene dolor de cabeza, ni está mareado, lo que tiene es hambre.

-      Buenos días mami ¿qué hago en tu cama? ¿dónde está papi?
-      Buenos días cariño, ¿no te acuerdas de lo que pasó ayer?
-      Sí – dice Daniel llevándose la mano a su ceja – me han cosido pero cuando me descosan no se va a notar nada..mamí, tengo hambre ¿ puedo bajar primero a desayunar y luego me lavo?

Minutos más tarde están los dos en la cocina preparando un desayuno para Daniel pero evitando que tome leche por si acaso le diera vómitos.
Al poco rato comienzan a bajar los demás y besan a Dani quien se siente, al ver a todos pendiente de él, el rey de la casa por un día.

-      Jopé Dani – dice Javier – ayer me aburrí como una ostra mientras tu dormías ¿podemos jugar hoy tía Asunción?
-      Sí, pero sin correr y dentro de casa hasta la hora de la comida.




Después del desayuno Héctor y Bonilla suben a las chicas a la pista de esqui. Hoy tienen su última lección y una clase práctica.
En la casa se quedan Asunción y Matilde y después de recoger las cosas del desayuno juegan al parchis con sus hijos.

En Valdesqui las chicas están a punto de poner en práctica lo que han aprendido en las clases y Bonilla ya tiene la cámara preparada mientra Héctor reza por los bajines para que ninguna de las tres termine rodando por el suelo.
María resulta tener un talento nato para el esqui, como ya dijera el monitor el primer día y a Clara e Irene tampoco se les da mal con lo cual la bajada la realizan sin problemas y sin caerse.

-      ¡!Campeonas!! – dice Bonilla cuando las tres se acecan a ellos – Os he hechos unas fotos de lo más chulas.
-      Felicidades – dice Héctor dándolas un beso – estamos muy orgullosos de vosotras, tres lecciones y ya podéis deslizaros sin acabar en el suelo ¡fantástico!
-      Papi no exageres, era una bajada de principiantes y para niños.

Cuando el monitor se acerca a ellos, Bonilla le da la mano y quiere despedirse de él pero éste aprovecha para preguntar a Héctor si Maria no podría tomar más clases, apuntarla a la federación porque ve en ella a una muy buena esquiadora. Antes que Héctor pueda responder es María la que dice:

-      No gracias, no quiero que me pase como a una compañera de colegio que no tiene tiempo para sus amigas ¡siempre está entrenando! ¡qué rollo!
-      Ya lo ha oído – dice Héctor
-      Si cambia de opinión llaméme, por favor – dice el monitor entregándole una tarjeta con el nombre y teléfonos de la federación.

Antes de regresar a Cercedillas Clara no lo puede evitar y empieza a tirar bolas de nieve a Irene y a María y la pelea de bolas comienza sin que Héctor se salve e incluso Bonilla recibe una mientras estaba tirando fotos.

Cuando llegan a la casa la familia de Suzanne ya ha llegado y las chicas comienzan a hablar a la vez.

-      Ya verás las fotos – dice Clara – hemos aprendido a esquiar sin caernos y la pelea ha sido muy divertida.
-      Jolines, lo que me he perdido – dice Suzanne
-      ¿Estás segura? – dice su hermano tirándole una bola

De nuevo comienza otra pelea mientras Javier y Dani la contemplan através de la ventana.

-      Jopé, nosotros nos quedamos sin pelea ¡eso no vale! – dice Dani - ¿mami de verdad que no puedo?
-      No Dani, Javier puede salir si quiere pero tu no...no quiero que el diablo enrede.
 La madre de Suzanne entra en ese momento con un poco nieve en un cubo que ha encontrado en el jardín y le dice a Dani.

-      Si abres la ventana también les puedes dar, pero hay que cerrarla corriendo ¿ te parece bien Asunción?
-      Bueno, nosotros te ayudamos pero eso, la ventana se cierra en seguida y tiramos todos a la vez.

Dicho y hecho, los de fuera son atacados desde dentro y cuando quieren contestar las nieve se estrella contra una ventana cerrada mientras Dani se ríe de ellos.
A las dos y media se dirigen todos al restaurante que Bonilla ha reservado y la comida transcurre en un ambiente de fiesta, entre risas y anécdoctas de la familia de Suzanne en la nieve en Aspen, cuando los niños eran más pequeños y aún vivían en Denver. A los postres Bonilla pide un poco de silencio y dice;

-      Familia y amigos, no tenemos champán para brindar pero por una vez que sirvan nuestras bebidas...quiero brindar por Dani que ha demostrado que es todo un hombrecito, por las chicas que han descendido esquiando por primera vez y han aprobado con sobresaliente y por último, por el próximo miembro de la familia Bonilla, el deseado hermanito para Javier que por fin ya está de camino.

Las felicitaciones a Matilde y a Bonilla comienzan de inmediato, Dani mira a su amigo y le dice:

-      ¿Pero tu querías un hermanito?
-      Sí, solo me aburro un poquito y cuando sea mayor le enseñaremos tú y yo todo lo que sabemos
-      - Vale,...¿va tardar tanto como los mellizos en venir? – pregunta Dani

Todos ríen su pregunta y tras tomar el café los mayores y helados los jóvenes salen del restaurante.
A las 6 de la tarde dejan la casa, entregan la llave y regresan a Madrid. El fin de semana termina feliz, a pesar del susto, han podido disfrutar de la nieve y se han conocido todos un poquito más.

Fin