domingo, 14 de octubre de 2012

La sorpresa de Aurelia . Parte 25 y Final.


Verano en Italia


Agosto 1973


Peschiera del Garda, a orillas del lago del mismo nombre y a 30 kilómetros de Verona, es el lugar elegido por la familia White para pasar unas semanas en Italia. 
Gracias a la empresa de Torrejón ha conseguido dos casas en el Lago del Garda y la familia Perea ha aceptado la invitación y acaban de llegar.

Es la primera vez que las dos familias van a pasar unos días juntos, Asunción va a echar de menos a Aurelia, quien ha convencido a su marido para volar a Nueva York, pero se alegra por su hija. Este verano, definitivamente las vacaciones de todos van a ser distintas, muy distintas.

Felisa y Trino, tras mucho insistir toda la familia, visitan a su hijo Pedro en Suiza y la familia Olavide, junto con Irene, se encuentra en Los Estados Unidos, visitando a la madrina de Irene y Aurelia disfruta de Broadway junto a las dos Irenes y su hija, mientras Steven y Gustavo se quedan con los mellizos.

La familia Bonilla, por su parte, pasa este mes de agosto en la península de Istria, en Croacia, frente a la costa de Italia bañada por el Adriático, invitados por una cadena de hoteles, de la que es accionista y que acaba de abrir un hotel a medio camino entre Porec y Rovinj, cerca del Limski canal.

Tempus fugit dicen y es verdad, tres años han pasado desde la comunión de Dani. Si entonces le faltaba pocos días para cumplir los 9 y era un diablillo que empezaba a portarse seriamente, cuando la ocasión lo requería, ahora a sus 12 añitos, a punto de empezar séptimo de EGB, no pierde envite a la hora de hacer travesuras e incluso sabe guardar secretos, si a alguien se le ocurre una idea para dar una sorpresa como ya veremos.
Lo mismo pasa con Javier, también doce años, más serio que su amigo y muy responsable con su hermanito, sigue abierto a cualquier idea de Dani.  

María, Suzanne y Clara , las tres ya con 16 años cumplidos, cambian el colegio y su uniforme por el Instituto López de Vega. En octubre empezarán COU, curso que ha sustituído al Preu que le tocó a hacer a Irene, quien acaba de terminar su primer año en la Real Escuela Superior de Arte Dramático con notables y sobresaliente en las asignaturas de Historia del Teatro y en la de Interpretación.

Raúl y Marta son unos preciosos críos de tres añitos que hacen las delicias de todos al igual que Sergio Bonilla que con sus dos años y medio llama la atención por su pelo rizado y su eterna sonrisa en la  cara.

Tim White sigue en Mardrid, acaba de aprobar con nota su primer año en la escuela Técnica de Telecomunicaciones y combina sus estudios trabajando con su padre, en T.Instruments, una empresa americana en Torrejón, de la que su padre es director desde hace dos años, tras darse de baja en el cuerpo diplomático.

Las notas de felicidad siguen sonando para todos ellos pero el año pasado hubo de lamentar la muerte del padre de Aurelia. Falleció mientras dormía y el óbito afectó a Trino que le sigue echando de menos. Los dos abuelos se habían hecho muy buenos amigos, solían jugar a los dados, a la hora de la merienda, mientras comentaban como orgullosos padres, los éxitos de sus hijas.

Irene sigue viviendo con los padres de Asun y siguen gozando de buena salud, pero la edad no perdona y aunque mantienen la portería, es Engracia la que se encarga de las tareas más arduas.

Gustavo continua con su bufete, cada vez con más clientes y a Bonilla y a Héctor tampoco les falta el trabajo, al revés, los dos imparten clases en la escuela de policía como pofesores invitados tres veces al mes.

Matilde sigue ayudando en el despacho a su marido y Aurelia ha publicado, con mucho éxito, su primera novela corta juvenil, después de haber triunfado como escritora infantil. Su foto se puede ve en muchas librerias, la fama la lleva bien.  Asunción por su parte, también ha editado su segunda novela policiaca, la primera va por la tercera edición, pero su foto sigue sin aparecer en la solapa de las novelas.  

Estrella sigue llevando el estanco de Matilde, Miguel su taller y Diego sigue creciendo aunque últimamente ha estado malito.
A Julio tanto en lo laboral como en lo privado  le va muy  bien, “A media voz” vende mucho y ha conseguido un galardón y a finales de agosto, si los planes no se estropean tienen, todos ellos, una cita en una ciudad italiana.




20 de agosto de 1973


-      Me parece mentira estar aquí – dice Asunción sentada con Héctor en una de las terrazas de la plaza de Bra frente al Anfiteatro mientras esperan, que Tim  y María vengan con las entradas para la representación de Aida.
-      Lo que a mi me parece mentira – dice Héctor robándole una bola de helado a su mujer-  es que me hayáis convencido para ver una ópera.
-       Verás como te gusta y deja ya de comerte mi helado – dice riéndose- no creas que no sé que hubieras preferido quedarte en el lago con los White y tu hijo  ¿pero no te cansas de navegar?
-      No sabía que fuera tan divertido y el padre de Tim al igual que Suzanne navegan muy bien, lo que me extraña es que hayas permitido que Daniel salga con ellos dos.
-      Ya no tiene 6 años y no creo que se caiga de nuevo al agua, ahora ya sabe nadar, lleva chaleco y además me he dado cuenta que le hace mucho caso a Glen.
-      Tardan un poco, ¿no? – dice Héctor dudando si pedir otra cerveza o un helado pues los chicos se retrasan – ¿sabes a dónde vamos a ir ahora?
-      Qué impaciente eres a veces Héctor, no hace ni cinco minutos que se han ido, además habrá cola, anda , términate mi helado – dice su mujer cogiendo la guía de Verona que acaba de comprar –  creo que tienen un programa muy completo: la plaza del Erbe y la casa de Julieta antes de comer, por la tarde el museo arqueológico, al otro lado del río y una torre, que ahora no encuentro pero que se puede ver toda Verona desde arriba según la madre de Tim.
-      ¡Qué programa! ¿No vamos a tener tiempo de refrescarnos antes de ir a la ópera? – comenta Héctor que comienza a tener envidia de muchos turistas que van con pantalones cortos y sandalias.
-      Sí hombre, sí, nos da tiempo volver a Peschiera, cenar algo ligero, cambiarnos  y volver a tiempo a la ópera, hasta las 9 de la noche no comienza ..¿ a tí te pasa algo hoy, estás un poco gruñón? Y alegra esa cara que tu hija ya viene - dice viendo aparecer por la esquina a María y a Tim cogidos de la mano.
-      No, no me pasa nada pero hace mucho calor y yo con pantalones largos, chaqueta, calcetines y zapatos cerrados.
-      Es verdad ¡pobre! – dice Asunción rodeando con sus brazos a su marido dándole un cariñoso beso justo en el momento en que Tim y María llegan a la mesa.
-      ¡ Mamá que estás en la vía pública!- dice María tronchándose de risa.
-      Estamos en Italia, en el país del amor – comenta Tim
-      ¡Tú ten cuidado con tus comentarios Tim y no te contagies! – contesta Héctor levántandose ya de la terraza echando a andar con Asunción de la mano.




Los cuatro caminan por la vía Stella comentando todo lo que ven y al llegar a la via Capello se paran ante la casa de los Capuleto. Tim hace una foto de la inscripción que hay sobre el arco que da entrada al portal de la casa.

<< QUESTE FURONO LE CASE DEI CAPULETI - D'ONDE USCÌ LA GIULIETTA - PER CUI - TANTO PIANSERO I CUORI GENTILI -  E I POETI CANTARON.>>

Nada más entrar ven la pared derecha llena de notas con los nombres de las parejas que han visitado el recinto.  Asunción quiere también dejar la suya.

-      ¿Vosotros también? - pregunta Héctor dejando a María muy sorprendida
-      ¿No te importa? – pregunta María a su vez
-      No, no pasa nada, al menos no soy yo el único que hace el tonto – contesta su padre mirando a Tim.




Asunción asiste divertida sin decir nada y saca de su boso el bloc que siempre lleva consigo, arranca un hoja, la dobla en dos partes, le da una a su hija y en la suya escribe :

Héctor y Asunción 20 de agosto de 1973.. siguen amándose.  

Y María escribe:

Tim y María 20 de agosto de 1973  y Tim escribe debajo: Love.

Después las dos les dan las notas a sus Romeos y pegan, sobre  los chicles que recubren la pared, las cuartillas escritas y hacen una foto.
Una vez en el atrio comtemplan la fachada de la casa y deciden que Héctor se quede abajo para hacer la foto del balcón.
Tim, María y Asunción suben las escaleras y recorren los dos pisos de la casa, abiertos al público, con muebles de la época, sobreos en algunas estancias pero llenos de leyenda.

En el primer piso encuentran el famoso balcón. Asunción se asoma, Héctor la ve y toma la foto, después hace otra a su hija, sin Tim claro está, se supone que Romeo tiene que trepar por el balcón y entonces entra él también en la casa, sube las escaleras y se reune con ellos.

En la habitación de Julieta se encuentran con una pareja joven americana, en plena luna de miel, que le piden a Tim que les haga unas foto junto a la cama de Julieta, la primera comiéndose con la mirada y la segunda dándose un amoroso beso.
Asunción también quiere una foto con la cama a sus espaldas y Tim se ofrece a hacerla para que Héctor se ponga a su lado , quien  teme que luego le toca a él hacerle a su hija y su amigo otra foto como así pasa.




Cuando salen de la casa de Giuletta, se encaminan a la plaza del Erbe. Tanto " love in the air" como comenta María no quita el que el estómago reclame su comida y allí,  en uno de sus restaurantes se sientan a comer y aprovechan para contemplar las fachadas de sus edificios asi como los puestos que alegran esta bulliciosa plaza que no está lejos de la Piazza dei Signori con sus palacios y en el medio Dante.


 

-      ¿Les gusta Verona? – pregunta Tim durante la comida
-      A mi me encanta – dice Asunción – me parece todo precioso, es un museo al aire libre, todos los edificios están cargados de historia.
-      A mi también me gusta mucho aunque no necesito saber toda la historia de todos los edificios, en eso me parezco a papá, son preciosos pero estar horas mirándolos como podrías hacer tú, mamá, yo no, yo paso.
-      Gracias María, te debo una – dice su padre guiñándola un ojo.
-      A mi madre le pasa como a usted, pierde la noción del tiempo, se queda con la boca abierta y enseguida saca su bloc y no se va hasta que no ha hecho un esbozo de lo que ha visto, mi padre se sienta simpre en una terraza y lee la prensa para no aburrirse - comenta Tim.
-      Tu madre pinta muy bien Tim y el esbozo de la vista de Verona desde la torre es fantástico.
-      Sí, mi abuelo era pintor pero la habilidad para dibujar y pintar sólo la ha heredado mi madre, mi hemana y yo pintamos fatal.
-      No es verdad Tim, tu dibujas muy bien – dice María
-      Dibujos técnicos María, soy incapaz de dibujar un paisaje o el rostro de alguien como hace mi madre- contesta el chico posando su mano izquierda sobre la mano derecha de María.

Cuando Asunción termina su capucchino y Héctor su café largo de leche se levantan y siguen pateando Verona hasta las 4 de la tarde, hora en la que regresan en el coche a Peschiera, donde se reunen con Daniel quien ha disfrutado de lo lindo navegando por el lago y está lleno de historias.

A las 8 y cuarto ya están de vuelta en Verona, vestidos más formalmente pero de forma sencilla, la ópera no se representa en un teatro sino en el anfiteatro.
Cuando dan con la puerta por la que tienen que entrar, suben las escaleras que les lleva a la primera planta y allí reciben junto con el libreto de la obra una velita.
Ante la extrañeza de Asunción la acomodadora  explica que es para encenderla al principio de la obra.
En efecto, el aforo, lleno de gente, se queda a oscuras cuando suenan las primeras notas de la ópera, el público enciende las velitas y la arena resplandece al tiempo que el escenario se va iluminando y comienza el primer acto.


Pasadas  las doce y media de la noche la obra finaliza con un público puesto en pie, aplaudiendo a rabiar al tiempo que no cesan de gritar:  Bravo, Bravo, Bravo.

Asunción, de camino a la casa, no deja de comentar lo que ha visto, le ha encantado y no olvidará nunca. Los decorados expléndidos, el fervor del público entregado a la obra, obra que se repite todos los veranos y que cuenta siempre con espectadores nuevos pero también con un público que no se cansan de verla pues cada año, su puesta en escena es diferente, ganando año tras año como le contara la señora que ocupaba el asiento continuo al de ella, les ha ganado a los tres pero cada uno tiene su propia vivencia.

Héctor reconoce que le ha gustado, quizá por el ambiente, el hecho de ser al aire libre y el ver aun público tan entusiasmado le han mantenido despierto y hasta ha disfrutado con ciertas escenas.

María no tiene palabras, ella recuerda como ha llorado con el final de Aida y Ramandés, cuando Aida le dice a su amado: el ángel de la muerte nos unirá para siempre y el escenario se queda a oscuras, fin de la obra , el público puesto en pie pero ella llora que llora sin poderse contener hasta que Tim le pasa el brazo por encima de sus hombros, le da un furtivo beso y le ofrece su pañuelo, gesto que no pasa desapercibido a Héctor quien también ha tenido que secar las lágrimas de Asunción.

Al llegar a la casa donde se hospedan, madre e hija  bajan del coche y entran en ella. Héctor acerca a Tim a casa de sus padres, donde Daniel duerme esa noche.
Las casas no están muy retiradas pero a esas horas no hay nadie por la calle y no le parece prudente que el chico vaya andando a su casa, por muy mayor de edad que ya sea según las leyes americanas, Tim no deja de tener 18 años y Héctor no lo ve como a un adulto.

-      Los planes van muy bien Sr. Perea – dice el chico para romper el silencio
-      Confío en todos vosotros y en tu coordinación y deja de llamarme Sr. Perea, llámame Héctor ¿vale?, por cierto ¿cuando te fijaste tú en mi hija por primera vez?- dice Héctor a bocajarro.
-      En el pijama-party de mi hermana – dice Tim sin intimidarse – su sonrisa, su mirada, su espontaniedad me retuvo en el salón y mi hermana me tuvo que echar a empujones...y no se preocupe tanto, mi padre no hace más que recordarme que tengo una hermana de la edad de María.
-      Espero que no lo olvides y recuerda también que si no canto el aleluya es porque sois aún muy jóvenes pero no tengo nada contra tí.
-      Gracias Héctor. Mis padres ya tonteaban en la escuela primaria y mírelos, ya llevan 22 años casados - dice Tim bajándose del coche ante la puerta de la casa donde está su padre fumándose un cigarrillos y saluda desde el porche.

Mientras Héctor regresa a casa , María y Asunción siguen hablando en la cocina con un té humeante sobre la mesa.

-      Mamá ¿Crees que papá le va a leer alguna cartilla a Tim en el camino?
-      No, ¿por qué tendría que hacerlo? – pregunta su madre
-      Es que papá ha visto como Tim me besaba cuando yo estaba llorando con el final de la obra – comenta su hija echando azúcar a su té.
-      No , no temas, no le gusta mucho pero lo lleva mejor de lo que él cree. No es la primera vez que tu padre ve como os besáis, ya os ha pillado en la fiesta de Julio por lo del galardón de la revista ..¿no lo sabías? – pregunta Asunción al ver la cara de asombro de su hija.
-      Lo siento, somos muy discreto y...
-      No tienes que disculparte María, confíamos en tí al igual que Glen y Jessica confían en Tim ¿de acuerdo?
-      Gracias, no os vamos a defraudar – dice María terminándose su té dispuesta a irse a la cama cuando oye entrar a su padre.
-      ¿Aún levantadas? ¿Puedo unirme yo también a la charla? – pregunta Héctor.
-      Yo ya me iba a acostar papá, al menos que quieras que me quede porque me tienes que decir algo.
-      Nada urgente princesa y no temas, no soy un ogro que devora pretendientes ¿vale? – contesta su padre dándole un beso
-      Gracias papá, ya lo sé, para mí eres el mejor padre del mundo ¿lo sabes, verdad?. Bueno, hasta mañana y buenas noches a los dos – dice María besando a sus padres.

Ya a solas, en la cama, Héctor le asegura a su mujer que no le ha dicho nada a Tim del beso, el chico le recuerda en parte a Bonilla cuando llegó a la comisaria, muy preparado para su juventud, deseoso de aprender más, tímido y honesto.

-      Son aún muy jóvenes pero tengo que confesar que hacen buena pareja y entre ellos hay ya mucha complicidad – termina diciendo Héctor acariciando el hombro derecho de su mujer.
-      Me alegro cariño porque a mi también me gusta Tim y sus padres están encantados con María....creo que es una relación que va a ir a más- contesta Asunción acariciando a su vez el pecho de su marido.
-      Espero que ese ir a más no termine en cama antes de tiempo ¿ le has hablado a María de eso? – pregunta Héctor todo azorado parando en seco las caricias.
-      Tranquilo mi amor. María está bien informada, también sabe que hay pastillas pero que cuanto más tarde comience mejor y estoy segura que va a esperar a ser más mujer...su primera vez tiene que ser muy especial, me ha dicho, y yo la creo – dice Asunción besando suavemente el pecho de su marido
-      Dejemos el tema porque me marea y haré lo que tu siempres dices, confiar en ella..hasta hoy no tengo quejas y ...
-      ¿Vas a seguir hablando hasta mañana? – le pregunta su mujer besándole en los labios.

Héctor ya no contesta, responde a sus caricias y se olvida del tema..al menos por ahora.


23 de agosto


Tres días más tarde los dos matrimonios y Daniel van a Venecia en coche. Glen White ha reservado habitaciones para el fin de semana, en un hotel, en el que suelen alojarse muchos diplómaticos americanos y  hacen descuento.
Tim, Suzanne y María van en tren a Venecia; no merecía la pena llevar dos coches, al fin y al cabo allí no pueden utilizarlo.
El viaje transcurre sin problemas, el tren llega a tiempo a la estación de Santa Lucía y al salir el Gran Canal da la bienvenida a los viajeros y María exclama, al igual que todos los turistas:

-      ¡Estoy en Venecia! ¡qué espectáculo!
-      Sí, la primera impresión es muy positiva – dice Tim cogiéndo a María de la mano y  sujetando con la otra a su hermana del brazo al ver la cantidad de gente que hay ante la parada del vaporetto – vamos, no os separéis de mi que tenemos que buscar el que nos lleva al hotel.
-      No te preocupes que no nos perdemos – contesta Suzanne soltándose del brazo de su hermano- no eres el único que entiende italiano.
-      Ya lo sé pero si hemos salido juntos, juntos llegamos ¿ de acuerdo Suzanne?
-      De acuerdo pero no te pongas tan serio que vas a asustar a María.
-      No te escudes en mí, Suzanne – dice María – tu hermano tiene razón.
-      ¡Vaya par! – contesta la chica riéndose pero siguiendo a su hermano que ya ha econtrado el vaporetto correcto.

Una vez en el autobús acuático, María y  Suzanne miran a todos los lados, a la derecha, a la izquierda, a lo largo del Gran Canal, casas increíbles que rozan el agua, puentes que unen las orillas, una ciudad única, como único es su medio de transporte, con varias paradas a lo largo del Canal, cerca de los puentes y en diez minutos ya han llegado a su parada, cruzan el puente y la segunda calle a la izquierda es la calle del hotel y comprueban que sus padres ya han llegado.


Para todos es la primera vez en Venecia, salvo para los padres de Tim quienes, unos días antes de la llegada de la familia Perea, se han encontrado con la familia Bonilla en esta ciudad.
Sus hijos lo sabían, en realidad todos los saben menos Asunción y según se acerca el momento Héctor se va poniendo más nervioso, teme que ella se de cuenta de lo que han planeado o se encuentren con el resto aunque la llegada de ellos esté planeada para mañana y el encuentro tenga lugar en el barco alquilado.
María, que no ha tenido tiempo de contarle a su padre, a solas, la llamada de Tin en la estación de Verona, antes de subir al tren para Venecia, se da cuenta del nerviosismo de su padre y cuando están terminando de comer, cerca del Puente Rialto le dice a su padre:

-      Papá, Tim  ¿me acompañáis, mientras traen el postre, al puente para comprar una cosa en uno de los puestos?
-      Encantado princesa – contesta su padre que intuye que María le tiene que decir algo.
-      No puedes esperar María – pregunta su madre
-      Sí claro, pero luego me olvido en que puesto lo he visto porque no vamos a volver a pasar por allí ¿o no?
-      No – dice el padre de Tim – aqui mismo tomamos la góndola, pero no tardéis que si es helado de postre me lo como yo.
-      De acuerdo, correremos con el riesgo – dice Tim siguiendo ya a Héctor con María.



Ya en el puente Tim cuenta que ha podido hablar con Bonilla desde la estación, que llegan esta noche con el último ferry de Rovinj a Venecia.

-      No se preocupe Héctor – dice Tim – el hotel que han reservado está en la playa del Lido. Felisa y Trino con Pedrito ya han llegado y el avión en el que la familia Olavide e Irene venían de Nueva York ya había aterrizado en Zagreb, me dijo Bonilla, estaba esperando que llegaran a Rovinj. Estrella y Miguel como nos temíamos no vienen, a Diego le acaban de dar de alta y el médico les ha aconsejado que no viajen pero se encuentra bien.
-      Gracias muchacho...¿Estás seguro que mañana no nos vamos a encontrar con ninguno antes de tiempo? Ellos también querrán ver la parte vieja.
-      Papá, están todos advertidos, el sábado es la visita turística, mañana es vuestro día. El barco que los padres de Tim y Bonilla han apalabrado está a nuestra disposició a partir de las 3 de la tarde, nosotros llegaremos a las tres y media..todo va a salir biem pero si sigues mirando para todos los lados como un sabueso mamá lo va a notar..!qué no estás trabajando en un caso! ¿vale?
-      Sí vale, lo intentaré y las esclavas de plata con los nombres ¿quien las tiene y el vestido?
-      Héctor está usted como un flan, por favor confíe en nosotros. Todo va a salir bien, mi madre lo tiene y la excusa es perfecta– dice Tim
-      Vámos papá – le dice María dándole un abrazo y un beso – y ahora a comprar cualquier tontería ¿una máscara de carnaval? ¿os gusta esta? – dice con una en la mano.

María paga la máscara y regresan a la terraza a tiempo para comerse sus helados y acontinuación se suben a las góndolas para pasear por los canales.
Daniel con sus padres en una y Suzanne con ellos mientras que María se sube en la que va Tim con sus padres y con las manos entrelazadas disfrutan de las vistas mientras Jessica, con bloc en mano, hace un esbozo de su hijo y María.
El ambiente festivo que se respira en el agua es muy especial, las góndolas con turistas que se cruzan se saludan y en los canales más estrechos se maravillan de la maniobra de los gondoleros. 






El paseo termina al cabo de una hora en la Piazza de San Marcos donde se dejan fotografiar con las palomas y visitan la Basílica y el palacio Ducal.
Más tarde toman algo en una de sus terrazas y regresan andando al hotel y durante la cena, en la terraza,  un camarero se acerca a la mesa y pregunta por el señor White.

-      Excuse sr. pero llaman de la embajada de los Estados Unidos preguntando por usted ¿le saco el teléfono o entra usted?
-      Gracias, ya entro yo.

Cuando Glen vuelve les cuenta que están todos invitados a una recepción en un barco de vela en la playa del Lido.

-      ¿Cómo es eso? – pregunta Jessica haciéndose la sorprendida
-      Ya sabes que Grand nos invitó cuando le vimos en Peschiera ¿no te acuerdas?.. le dijimos que no veníamos solos y aunque yo no se lo confirmé llama para recordármelo.
-      ¿A qué hora es la fiesta papá? – pregunta Suzanne
-      A la 4 de la tarde, traje de cóctel para las mujeres y chaqueta blanca para los hombres.
-      Perdonad – dice Asun – pero nosotros no vamos, para empezar ni tan siquiera tengo un traje de cóctel ni Héctor una chaqueta blanca.
-      Eso no es ningún problema Asunción, yo tengo dos trajes en mi maleta y Glen chaquetas de sobra...ya estoy acostumbrada a estas cosas y por eso viajo siempre con ropa para todas la ocasiones..y como no puedo decidirme por los vestidos siempre echo dos.
-      Mamá por favor – dicen Daniel y María a la vez – nunca hemos estado en una fiesta en un barco y además de una embajada.
-      No sé yo, ¿Héctor tu que dices? – pregunta Asunción.
-      Me uno a mis hijos, también tengo curiosidad y seguro que el traje de Jessica te sienta de maravilla.
-      Vale, acordado – dice Glen levantándose – voy a confirmar nuestra asistencia.

Por la noche Asunción le da vueltas al asunto de la fiesta y no termina de verlo claro.  Cuando han subido de la cena Jessica le ha enseñado dos trajes cortos preciosos, uno de color crema con un hombro al aire libre y una rosa en el otro hombro como broche  y el otro,  de color plata con un escote en la espalda de vértigo.
Aunque los dos vestidos le gustan no duda en elegir el vestido de color crema con pamela haciendo juego y del armario de Glen, Jessica sacó una chaqueta para Héctor.

-      Héctor – le dice a su marido mirando el vestido y la chaqueta - ¿te parece a ti normal que viajen con estas cosas para un fin de semana?
-      Normal, normal, no sé, ya no es diplomático pero como director de una gran empresa tiene muchos compromisos y en cualquier momento le puede surgir uno..de todos modos ya se lo habían comentado con anterioridad ¿No te gusta el vestido?
-      No, no es eso..no me gusta ponerme ropa de nadie pero bueno, si a todos os hace ilusión por una vez lo haré.
-      Deja de pensar tanto, vámos, ven a la cama que estás muy guapa con ese camisón corto ¿es nuevo?
-      Héctor tu estás tonto – ríe Asunción acostándose y acurrucándose en los brazos de su marido.

Tanto Héctor como María no pueden conciliar el sueño. Cada uno con sus pensamientos pero los dos pensando en la misma persona.
Héctor teme que pase algo durante la mañana y estropee los planes pero también teme que su mujer se enfade con él, hace 4 años le hizo prometer que si renovaban sus votos a los doce años y medio de casados no quería sorpresas y mañana la va a tener, la sorpresa que vienen planeando desde hace dos meses y en la que todos han contribuído, sobre todo la familia White.
María también está preocupada, espera que su madre no se enfade y les perdone la jugada, no duda de que no quiera “volver a casarse con su padre”, de eso está segura pero sí de no haber respetado su decisión de “sin sorpresas”. Todo este asunto ha servido para que su padre y Tim se conozcan más, de sr. Perea ha pasado a llamarle Héctor a secas y ya no se deja intimidar por la mirada de su padre y este no carraspea cuando les ve de la mano o darse un piquito en los labios.

En un hotel de la playa de Lido, los invitados a la boda sorpresa ocupan desde hace dos horas sus habitaciones.
Aurelia y Gustavo, cansados de tantas horas de vuelo, más el viaje en coche por las carreteras croatas hasta llegar al punto acordado con Bonilla para tomar, horas más tarde un ferry, cree que merece un premio por su esfuerzo.
Aurelia se maravilla de lo bien que ha ido todo, Marta y Raúl han aguantado mucho, no han dado guerra y han dormido a sus horas, también es cierto que Clara e Irene se han ocupado mucho de los mellizos, han sido las niñeras perfectas y ellas están, como no podía ser menos, impacientes por reencontrarse con Suzanne y María.
Aunque saben que María y Tim son casi inseparables, su amiga y prima sigue encontrando el tiempo para estar con ellas.

Felisa y Trino están maravillados de todo lo que han visto en Suiza, todo muy bonito pero todo muy extraño,  apenas unas horas en Croacia e Italia y ya se sienten más cerca de casa.
Matilde y Bonilla han tenido que esforzarse para que Javier no notase tanto la ausencia de Daniel y el pequeño Sergio, afortunadamente, tampoco está dando guerra.

24 de agosto


La mañana del 24 amanece calurosa, se desayuna con tranquilidad y Jessica invita a Asunción y a las chicas a ir a peluquería  mientras los hombres pasan el tiempo en la piscina del hotel.
Lo de la peluquería es lo que le da la pista a Asunción, algo están planeando y de repente una idea se le viene a la mente, cierra los ojos y recuerda como cuatros años atrás ella se la jugó a su amiga participando en la ceremonia de Paris. Comienza a rebobinar y ciertas cosas que no le terminaban de encajar en estos dos meses están empezando a cuadrar perfectamente. Ahora comprende lo del vestido de cocktel y se ríe, no merece la pena enfadarse, no sabría por dónde empezar, lo mejor es seguirles el juego y hacerse la sorprendida pero su marido si se va a enterar cuando estén a solas.

A las cuatro en punto y en dos góndolas llegan a la playa del Lido y alli, aunque Asunción se hace la sorprendida, se sorprende de verdad aunque ella también sorprende con el elegante vestido de cóctel y la pamela, según su marido “ está para quitar el hipo”

En una parte de la cubierta, hay un pequeño altar adornado con flores blancas donde un sacerdote italiano espera a los novios.
Filas de sillas y en ellas sus seres queridos..sus padres, su hermano Pedro, Aurelia y Gustavo, Julio y su amigo, Matilde y Bonilla, Clara e Irene que se han fundido en un gran abrazo con María; Javier que ha dado saltos de alegría a ver a Daniel, los mellizos y Sergio con chalecos salvavidas y unas cestitas con pétalos de rosas blancas y entonces, cuando no ha dado ni dos pasos, Héctor se pone delante de ella, la coge las manos y dice:

-      Sabes que eres todo para mí, que me haces muy feliz y sería aún más feliz si aceptases volver a casarte comingo ¿qué me dices?
-      Sí - responde ella de inmediato y eso que se había propuesto hacerle esperar unos segundos pero la emoción la puede y sin pausa añade - de mil amores, mi amor. 

La ceremonia es corta pero el paseo por el Adriático en el barco dura unas horas.
Los novios lucen en sus muñecas las esclavas que se han intercambiado con sus nombres y la fecha de hoy.
En un lateral, la tripulación sirve el buffet a los invitados que gusten de comer algo caliente y el champán corre libremente.
María y Tim bailan al son de la música italiana al igual que sus padres y mientras la noche cae el barco regresa al Lido para que sus pasajeros vuelvan a sus hoteles, todos exceptos los novios.
El matrimonio White se despide de Héctor y Asunción, prometen cuidar bien de sus hijos y regresan con ellos al hotel en el último vaporetto que sale para el puente Rialto.
Asunción y Héctor se quedan solos en el barco de vela, solos pero con una pequeña tripulación pues el regalo de novios incluye un mini crucero para el día 25, es decir, mañana mismo por la costa Adriática . El domingo por la mañana volverán al hotel y el lunes regresarán a Peschiera .

En el hotel Tim y María se dan la buenas noches con un beso delante de Daniel y de los padres de Tim y María dice:

-      Mis padres son únicos, se empeñaron en llevarme en su viaje de novios aunque mi abuela protestara pero ahora ! por fin! entre todos hemos conseguido que tengan una luna de miel a solas, gracias a todos.
-      Yo siempre he sabido que son únicos por eso tú eres tan especial y me gustas tanto, sweetheart - dice Tim
-   ¿Y yo qué? ¿no soy especial? ¡qué también son mis padres!- protesta Dani.

La familia White ríe la salida de Daniel y le aseguran que él es también muy especial pero para Tim su hermana lo es un poquito más.

-   Ya lo veo, ahora empiezan estos dos también con los besitos, como si no tuviera bastante con mis padres !voy listo!..
-   Anda, calla, que ya te llegará a ti la hora, vámos para dentro que es hora de dormir- dice Tim entrando con Daniel en la habitación que comparten mientras Maria abre la puerta de la habitación que ella comparte con Suzanne y sus padres abren la que ellos ocupan.

    
    En el camarote nupcional la ropa está esparcida por el suelo, los novios han perdido la noción del tiempo, como hace doce años y medio, pero sin María en el sofá, hacen el amor en alta mar, aquella vez fue en el barco que les llevó a Tenerife y este les lleva a Rimini donde les han dicho que pueden desembarcar para comer y pasar la tarde; por la noche regresarán al Lido pero la pareja que ha renovado sus votos de casados, con un sacerdote italiano sin saber ni papa de español tan solo tienen ganas de ellos y quisieran anclar el tiempo en medio del mar.



FIN . Finito. The End. Einde. Ende.


miércoles, 10 de octubre de 2012

La sorpresa de Aurelia, parte 24



Infortunio y confidencias.

5 de junio de 1970

El mes de mayo es el mes de las comuniones por excelencia, mes en el que las niñas parecen novias y los niños de la marina y al cabo de los años, los recuerdos de ese día se disipan en el tiempo, sólo la foto en un ricón del salón u olvidada en una caja, o un viejo recordatorio encontrado por casualidad, traerán de nuevo ese día al presente y con él algunos de los regalos de familiares, amigos y padres..
Junio también conoce comuniones tardías, algunos colegios, como el de Dani y Javier, eligen este mes, ¿el día? el próximo domingo 7 de junio y ¿el lugar? la capilla del Espíritu Santo a dos pasos de la escuela.
Ni que decir tiene que las dos familias están líadas con los preparativos y en el restaurante donde  van a celebrar dicho evento ya está todo listo.




 Matilde y Asunción acaban de recoger el traje de sus hijos, la elección ha sido fácil, el colegio ha pedido que todos los niños vayan igual vestidos , un traje de marinerito que los niños ya se han probado, tan solo el largo de los pantalones ha tenido que ser modificado,  por lo demá el traje les sentaba como a un guante y ahora, sentadas en una cafetería, Matilde, que desde que está embarazada tiene cambios de humor bruscos, sonríe intranquila mientras remueve su té con leche sin azúcar echando de menos las pastas.

-          Javier está ilusionadísimo con lo de la comunión y el convite.
-          Pues Daniel solo piensa en el convite aunque el traje de comunión no le ha dejado indiferente, no te pierdas lo que la dicho a su hermana y la que liaron- ríe Asunción
-          ¿Si? ¿el qué?
-          Según él, el traje de comunión es el traje que su tío Miguel llevaba en la mili y claro, María le ha dicho que no podían ser el mismo, que se parecerían nada más y Daniel que sí, que él había visto una foto de la mili de su tío y empezaron con el mentira y verdad hasta que al final tuve que poner orden.
-          Desde luego con esos dos no os aburrís en casa. Daniel y Javier, cuando están juntos nunca discuten, ya veremos después, cuando también nosotros seamos cuatro.
-          Seguro que alguna discusión habrá, es inevitable, cuando  yo era pequeña , mi hermana y yo no dejabamos a Miguel en paz, con Pedrito fue diferente, era el pequeño y a él le consentimos más y bueno, cuéntame, ¿qué te ha dicho el médico de tus llantos repentinos?
-          Lo mismo que tú y Aurelia, que se me pasará  según vaya avanzando el embarazo. Por lo demás todo fenomenal, de momento mi glucosa sigue en orden y mi tensión también. Solo espero no estropear la comunión con uno de mis llantos incontrolados.
-          Mujer, no te preocupes tanto, en las bodas y en las comuniones se llora y además ya sabemos que no puedes hacer nada.
-          Sí, vosotros pero Javier no lo entiende y no sabemos como explicárselo.
-          ¿Y que le habéis dicho?
-          La primera vez que se me había metido algo en los ojos y la segunda vez que me había puesto triste leyendo un libro, cada vez una excusa tonta.
-          Menos mal que Héctor y yo no hemos comentado nada delante de los niños pero ¿por qué no le dices la verdad?
-          Me da miedo que tome manía a su hermanito antes de nacer.
-          Creo que si le explicas bien que cuando se está esperando un bebé que el cuerpo de la mamá todo cambia y que el bebé no tiene la culpa de nada Javier lo puede entender, enfin, vosotros veréis . ¡Cielos! ¿es ya tan tarde?
-          Sí, son casi las doce de la mañana, perdona por haberte entretenido tanto tiempo, échame a mi las culpas si Julio dice algo.
-          Matilde sabes que no ha sido así, nos hemos entretenido mutuamente y Julio no dice nada porque llegue media hora tarde.
Minutos más tarde las dos amigas salen de la cafetería , Matilde se va al despacho a ayudar a su marido y Asunción se encamina a la redacción. Al llegar a ella tiene una sorpresa, la nueva secretaria y la chica que lleva provisionalmente la sección de hogar están haciendo carantoñas a Raúl y Marta. Sus compañeros le dicen que Aurelia está hablando con Julio en el despacho y se extraña un poco. Su amiga había prometido pasarse por la redacción en cuanto tuviera el coche, y desde hace dos días ya lo tiene,  pero anoche estuvo hablando con ella y no le dijo nada.
Antes de entrar en el despacho de Julio, Asunción se entretiene con los mellizos y atiende una llamada y en cuanto esta termina ve salir del despacho a Aurelia con Julio.

-          ¿Ya has vuelto? Creía que te tomabas la mañana libre. ¿Qué te parece la visita inesperada que tenemos?- dice Julio al verla junto a su mesa.
-          Soprendente y muy agradable – dice Asunción dando un beso a su amiga – los mellizos están revolucionando la redacción ¿ por qué no me digiste nada anoche?
-          Ni yo misma lo sabía, esta mañana después del desayuno me han entrado ganas de volver por aquí y no me acordaba de que no ibas a estar ¿Tenéis ya los trajes?
-          Sí, el de Daniel lo tengo en el coche y Matilde ya tiene el de Javi y ¿cómo encuentras esto? ¿No me digas que no lo has extrañado?
-          Un poco sí, eso le decía a Julio pero de momento no vuelvo, de eso hemos estado hablando, me quedo con mi columna y la sección de hogar se la paso a la chica nueva.
-          Es lo que hay Asunción – dice Julio- no hay forma de convencerla, desde casa puede escribir la columna, traerla y dedicarse a su familia que es lo que dice que quiere.
-          Te vamos echar de menos y tu lo sabes, los lectores de la sección de hogar también – dice Asunción a su amiga.
-          Lo sé Asun, Gustavo me anima a seguir con la revista pero yo lo he meditado bien y no hay vuelta atrás.
Asunción no replica a su amiga, en parte entiende su decisión pero tiene un presentimiento, Aurelia oculta algo, es la misma sensación que tuvo cuando su amiga se quedó embarazada de Clara y lo quería ocultar y Julio sabe algo que ella no sabe, eso también lo nota pero prefiere no comentar nada más..ya se lo dirán piensa, cuando llegue el momento.
Mientras Aurelia abandona la redacción Gustavo se reune con Héctor en el café Comercial, tiene otro trabajo que encargarles y quiere además hablar con él a sola.

-          Descuida en cuanto pase lo de la comunión nos ponemos con tu caso, pero creo que quieres consultarme algo más, vámos, desembucha – dice Héctor
-          Tienes razón, se trata de Aurelia y ya sé que ella y tu mujer son muy diferentes pero, mientras Asunción estaba deseando volver a la redacción, Aurelia no quiere ni oir hablar de ello.
-          ¿ Y por qué te preocupa eso?- pregunta Héctor
-          Ahí está el problema, me encanta que se quede en casa al cuidado de los mellizos pero no quiero que lo haga obligada ahora y luego se arrepienta.
-          ¿Has hablado con ella?
-          Sí, varias veces. Siempre dice lo mismo, quiere conservar su columna semanal y colaborar de vez en cuando con la revista pero sin ser fija.
Dice que es una decesión muy meditada pero yo intuyo que me está ocultando algo, no sé, es una sensación que tengo.
-          Asunción ya me comentó hace tiempo que veía a Aurelia reacia a volver pero confiaba que con los meses cambiara de opinión. No sé que aconsejarte, deja las cosas que sigan su curso por un tiempo y si sigues con esa sensación, que puede ser pasajera, habla con ella sin tapujos.
-          Eso pensaba hacer y también hablar con Asunción, quiero oir una opinión desde un punto de vista femenino.
-          Pudes hacerlo dentro de media hora,  he quedado con ella a la una y media, vamos a comer ahi enfrente y después pasaremos a recoger el reloj que los abuelos le regalan a Daniel.
-          Estupendo, voy a llamar a mi mujer para decirle que me retraso un poco.

Gustavo se mete en el café y Héctor enciende un cigarrillo cuando ve como dos policias, vestidos de paisano, que el conoce muy bien, se sientan en unas de las mesas de la terraza del café y un tercero, de pie, a pocos metros del café hace que lee un periódico. Sabe que sus excompañeros le han visto y por el gesto que uno de ellos le ha hecho que debe ser discreto y no levantarse a saludarles.
Cuando Gustavo se vuelve a sentar a su lado, Hector le advierte que algo puede pasar, Gustavo mira con disimulo  y sigue conversando con Hector como antes de la llegada de la policía.
A la una y cuarto Asunción sale de la revista y diez minutos más tarde aparca su coche en las cercanias del Café Comercial, cruza la calle y cuando alcanza la acera, una señora tropieza con ella al tiempo que un hombre le pega un tirón queriéndo llevarse su bolso, Asunción se resite y cae al suelo, inmediatamente Héctor está a su lado, Gustavo sujeta a la señora que la hizo tropezar y los policias detienen al del tirón y rescatan el bolso de Asunción.

-          ¿Te encuentras bien?- pregunta Héctor tratando de incorporar a su mujer del suelo reprimiendo las ganas de golpear al detenido. -¿Te puedes poner en pie?

Asunción no contesta inmediatamente, trata de sonreir y de levantarse ayudada por su marido pero al poner el pie derecho en el suelo siente un gran dolor que no la deja andar.

-          Me temo que me he dislocado el pie o algo así porque me duele mucho y no lo puedo apoyar – dice reprimiendo sus ganas de gritar pues el dolor es insoportable.

Héctor no pierde el tiempo haciendo más pregunta, toma a su mujer en brazos, le pide a Gustavo que le abra el coche, mientras la policía se lleva al ladrón y a su cómplice, sienta a su mujer en el asiento de atrás y la lleva urgencias del hospital más cercano.. Gustavo les sigue en su propio coche llevando de pasajero al tercer policía.
Una hora más tarde Asunción ya está en su casa, con una venda elástica en el pie derecho, se ha dislocado los tobillos, tal y como pensaba. Felisa hace compañía a su hija mientras Héctor se acerca a la comisaria a  firmar la demanda.
Allí se encuentra con Vallejo que está hablando con el comisario Martinez.

-          ¿Cómo está Asunción? – pregunta directamente su amigo
-          Bien dentro de lo que cabe, sigue teniendo el susto en el cuerpo pero afortunadamente, salvo los tobillos y unos moratones en la pierna derecha no hay más lesiones, y tu ¿cómo te has enterado?
-          De casualidad, he venido a visitar a Martinez justo cuando entraban Domingo y Carlos con el “ Pecas” y su cómplice y nos han contado lo que ha pasado. Menudo susto que nos hemos llevado al oir que esta vez la víctima era Asunción, menos mal que estabáis Gustavo y tú allí también.
-          Sí – dice el comisario Martinez- dentro de lo que cabe hemos tenido una gran suerte. Llevámos ya unas semanas detrás de ellos, vigilando los  lugares en los que solían atacar pero no los podíamos atrapar, no repetían dos veces seguidas en el mismo sitio..hoy hemos tenido suerte. Gracias a Olavide la mujer no ha tenido tiempo de escapar, Gutierrez llamó del hospital y el parte médico ya lo tenemos como prueba, esta vez no se libran de pasar un buen tiempo a la sombra. Gracias Héctor por no haber utilizado la violencia con el Pecas, ya ha recibido varios golpes por resistencia al arrestro de camino a la comisaria.
-          Entiendo pero no creas que no me he quedado con las ganas pero mi mujer era lo primero ¿supongo que no le puedo hace una visita al calabozo?
-          No, mejor no, no vas a ganar nada con ello, ya sabe que esta vez ha tenido mala suerte por partida doble, no sólo estaban mis hombres esperándole sino que su victima es la mujer de un ex-colega.
Media hora más tarde Héctor llega a casa y Felisa les deja solo. Asunción está en el salón, reposando en el sofá, cuando su marido se acerca a ella, le da un cariñoso beso en la frente y otro en los labios, se sienta junto a ella, pone las piernas de su mujer sobre sus rodillas y le da una bolsita con el contenido de su bolso y  una bolsa de una firma muy conocida.
-          Toma, espero que te guste. En comisaria me han dado el contenido pero el bolso lo puedes olvidar.
-          Gracias cariño- dice Asunción que no esperaba que su marido le comprara de camino a casa otro bolso- ¡Es precioso! y lo siento, de verdad, perdona..la de veces que me has dicho que en caso de un tirón que no me resista, que un bolso no merece la pena y estoy de acuerdo pero a la hora de la verdad actuamos por reflejos y...
-          No pienses más ello, como bien dices una cosa es saber lo que tenemos que hacer y otra es hacerlo, los reflejos, el miedo, la superviviencia siempre aflora en los momentos críticos. ¿No estarías mejor en la cama?
-          Quizá, estoy empezando a tener un poco de sueño, debe ser de la tila de mi madre y el calmante que me han dado.
-          Pues no se hable más, ahora mismo te llevo a la cama, duermes un poco y cuando vaya a por las chicas le diré a tu madre que te suba algo para comer porque no hemos comido nada, aunque yo no tengo ni pizca de hambre. Si te hubiera pasado algo más grave no sé lo que le hubiese hecho al Pecas- dice Héctor cogiendo en brazos a su mujer, besándola la frente y llevándola a la habitación.
-          No me ha pasado nada, gracias a Dios y recuerda la promesa que nos hicimos en Salamanca. Tenemos dos hijos que nos necesitan, dejemos a la policía que haga su trabjo y a los jueces dictar sentencia aunque no siempre estemos de acuerdo- contesta Asunción ya en la cama, mientras su marido le quita el zapato que aún lleva y la ayuda con el camisón.
A las cinco de la tarde Héctor se va a buscar a las chicas al colegio y Asunción sigue en la cama pero ya despierta trata de seguir con la lectura del último libro de Vargas Llosas, Conversaciones en la Catedral que Héctor le ha regalado en Navidad y en la que el protagonista, Zavala, es periodista como ella. La novela le gusta, ya la lleva por la mitad pero ahora no consigue concentrarse y cuando la va a dejar de nuevo sobre la mesilla oye que la puerta se abre y dicen:
-          Hola, Asun, soy Aurelia ¿sigues en la habitación?
-          Sí, estoy en la cama, Héctor no me deja levantarme ¿Cómo tu por aqui? ¿y los mellizos? – pregunta Asunción.
-          Ahora te cuento,  siéntate que te traigo una sopa que te ha preparado tu madre- dice su amiga desde el pasillo y al segundo aparece en la habitación colocando la bandeja con patas en la cama y la sopa sobre ella - Los mellizos se han quedado con tus padres. Como comprenderás después de lo que me ha contado Gustavo no podía dejar de venir. Llamé antes pero Héctor me dijo que dormías y que viniera a las cinco. Y aquí estoy.
-          Gracias, pero no tengo hambre y ¡pobre Gustavo! También él se ha quedado sin comer, lo siento.
-          No lo sientas y come, si es necesario te doy la sopa como si fueras una niña pequeña y Gustavo se comió un bocadillo mientras me ponía al día ¡qué susto!
-          La verdad es que todo pasó tan rápido que no me enteré mucho, el susto ha venido después y ya se me ha pasado. Lo malo es que voy a tener que ir a la comunión con zapatos planos y rescatar del trastero una de las muletas de Héctor.
-          ¿Aún las tenéis? De eso hace siglos.
-          Sí hija, te sorprenderías si supieras la cantidad de cosas que guardamos del antiguo despacho, además de lo que tenemos en el despacho del piso.
-          ¿Recuerdos sentimentales, verdad?
-          Eso y que no podemos tirar nada ninguno de los dos – ríe Asunción
Aurelia retira la bandeja, Asunción se ha comido la sopa, la lleva a la cocina y cuando vuelve a la habitación dice:


-          Asun, yo quería decirte una cosa, pero no sé como empezar y no quiero que te enfades. Somos amigas desde hace tiempo pero, no sé, debe ser defectos de familia, me quejo de mi padre y de Clara y yo hago lo mismo.
-          Aurelia, perdona no entiendo nada ¿ tiene algo que ver con la visita a Julio y el no querer ser fija en la revista?
-          ¡Qué bien adivinas Asun! – comenta Aurelia
-          No te vayas por las ramas ahora, te conozco que ya es bastante, vámos, derecha al grano. 
-          Verás, mi padre tampoco puede tirar cosas y en la última mudanza le dio una caja a Gustavo con cosas de cuando yo era niña. Al mes de nacer los mellizos me dio por mirar en la caja y en efecto, estaba llena de cosas mías de las que yo ya me había olvidado: muñecas, pinturas, juegos reunidos, bueno varias cosas pero entre todas ellas había una libreta con el nombre de mi madre y un título : cuentos para mi hija . Al empezar a leer el primer cuento recordé a mi madre contándomelo, lo que no sabía entonces era que ese cuento y el siguiente que hay en la libreta los había escrito mi madre para mi, dos cuentos inéditos y preciosos ¿me sigues?
-          Creo que sí, continua por favor.
-          Desde hace dos meses he empezado yo también a escribir cuentos, ya tengo dos y se los he dejado ver a Julio junto a los de mi madre...la revista lleva tiempo pensando en algo para los hijos de los lectores y le he preguntado a Julio si no fuera posible, editar cada mes junto con la revista, uno de los cuentos y que Julio se encargase de las ilustraciones. Le ha parecido buena idea y cuando tenga las ilustraciones hechas quiere convocar una reunión con vosotros y hasta entonces yo no quería decir nada, tenía que ser una sorpresa ¿me perdonas?
-          Aurelia es una fantástica idea – contesta Asunción abrazando a su amiga- con lo difícil que es la literatura infatil, me parece genial y seguro que es un éxito. Ahora comprendo porque no quieres volver como fija a la revista, necesitas tiempo libre para tus cuentos ¿Lo sabe Gustavo?
-          Esta tarde se lo he dicho..cuando me estaba contando lo que te había pasado se me oprimía el corazón, si te hubiera pasado algo grave no me lo hubiera perdonado nunca...me he dado cuenta esta mañana que ni Julio ni yo te convencíamos y..
-          Aurelia no le des más vuelta, es cierto que presentía que ocultabas algo pero también sabía que me lo dirias cuando llegara el momento de hacerlo y ¿ves? No me he equivocado- contesta Asun
Mientras las amigas hablan, Héctor llega al colegio y ve a María hablando con la madre de Suzanne.  Cuando se acerca a ellas, María pregunta por su madre y les cuenta lo que ha pasado, su reacción poniendo verde al ladrón que ha lastimado a su madre asombra a la madre de Suzanne, a sus amigas, a su prima y hasta a Héctor.
-          Maria modera tu lenguaje, ya sabes que a tu madre no le gusta – le dice su padre – mamá está bien, unos días de descanso y podrá andar de nuevo sin problemas.
-          Lo siento papá pero lo mantego, ese tipo es un hijo de ...
-          ¡Vale! , no lo vuelvas a decir María que me voy a enfadar – le advierte su padre esta vez muy en serio.
Minutos más tardes las tres chicas suben al coche y María hace el recorrido  un tanto enfadada << Por culpa de un ladrón mi madre tiene un pie vendado y  mi padre se ha enfadado conmigo >> dice en voz baja a Irene
-          María te he oído – dice su padre – y no estoy enfadado pero tienes que aprender a moderar tu lenguaje por muy endafada que estés...ya sé que yo no soy un buen ejemplo pero fíjate en tu madre ¿cuantos tacos o palabras malsonantes la has oído decir?
-          Lo siento papá, tienes razón, mamá nunca dice tacos, intentaré controlarme.
-          Bien con eso me vale – dice Héctor aparcando el coche cerca de su casa.
Cuando llegan a casa las chicas entran en la habitación de Asunción, María abraza a su madre y se preocupa por ella, tras charlar un ratito Aurelia se despide de su amiga y baja a buscar junto con Clara e Irene a sus mellizos para regresar a casa. Cuando van a dejar el portal se encuentra con Bonilla que trae a Daniel quien al igual que su hermana corre por la escalera y cuando le abren la puerta entra como una flecha llamando a su madre y se abraza a ella.
-          Seguro que papá le ha hecho ver las estrellas al tipo ese que quería robarte el bolso ¿verdad mamá?
-          Me tomo que no le he hecho nada, Daniel, la policía le ha arrestado inmediatamente y yo estaba muy ocupado con mamá.
 Bonilla ríe la ocurrencia de Daniel y recuerda sus tiempos de policía, después se despide de  Asunción.
-          Mañana vendrá Matilde para ayudarte ¿vale?
-          Gracias, ¡Jolines el traje! ¿qué hacemos con el traje de Dani? Se ha quedado en el coche- dice Asun
-          Me puedes acercar a por el coche- pregunta Heçtor a su amigo y a su mujer le dice-  ¿te puedes quedar sola con los niños?
-          Papá, claro que puede – dice María – ni Dani ni yo somos bebés de pecho.
-          Eso, eso, - dice Daniel quien cuando su hermana tiene razón, según su punto de vista, no le duele prendas en reconocerlo
-          Vete tranquilo Héctor – dice Asunción.


Dos horas más tarde María tiene la cena lista, una cena fácil, de embutido acompañada de una gran ensalada de lechuga, tomate, pimiento verde, atún, aceitunas, huevos cocidos y espárragos. Mientras Dani pone la mesa, Héctor trae a Asunción en brazos y se sientan a cenar.
-          Gracias María, la ensalada tiene buena pinta.
-          Papá ha hecho arroz con leche de postre – dice Dani – y yo he lavado la lechuga y las otras cosas y he puesto la mesa.
-          Gracias a los tres, pero no me miméis demasiado no sea que me acostumbre - contesta Asunción con una mirada tierna que expresa muy bien lo orgullosa que se siente de su familia.
La cena transcurre placidamente y no paran de reir con las ocurrencias de sus hijos. María sugiere pintar la muleta del color del zapato que va a llevar haciendo juego con el vestido y a Daniel le da lo mismo, con tal de ver a su madre en la iglesia como si la entra su padre en brazos.. y más tarde, cuando ya todos están en la cama Héctor le comenta a Asunción la reacción de María llamando hijo de puta al ladrón y Daniel esperando que su padre le hubiera dado una paliza y dice
-          ¿Debemos preocuparnos?
-          No,  me parece una reacción normal , salida de tono, pero lógica...de todos modos ya hablaré yo con ellos- dice Asun acurrucándose entre los brazos de su marido después de darle un beso de buenas noches y de repetirle lo mucho que le ama.

7 de junio 1970


  
A dos días del infortunio, Asunción sigue sin poder apoyar el pie pero se mueve con habilidad con la ayuda de una de las muletas que antaño fuera de Héctor. La mañana del día de la comunión ha llegado, el tiempo no tiene pinta de estropear el día y Felisa ha subido para ayudar a su hija a vestir a Daniel quien no para de moverse y por fin, a las diez salen todos para el colegio.
Los niños hacen su entrada en la capilla a las once en punto y se sientan en los primeros bancos reservados para ellos. Sus familiares más directos detrás de ellos y la misa comienza. El momento de la consagración se acerca y tras él la comunión mientras el coro canta El Señor es mi pastor.
Asunción y María se acercan a comulgar y Héctor las acompaña como hiciera en la comunión de María aunque él no sea de los que comulgan, a diferencia de Bonilla, quien si suele hacerlo con regularidad y ahora, camina con naturalidad junto a Matilde. Felisa, Irene, Clara y Aurelia asi como Gustavo lo hacen,  también como Estrella y Miguel pero Trino no se mueve de su banco con Diego sentado a su lado.
Antes de las doce la ceremonia termina y en cuanto les hace la foto colectiva de toda la clase cada familia abandona el recinto con sus respectivos hijos.
En un restaurante de la Castellana la familia Olavide y la familia Perea hacen su entrada con el resto de los invitados. Durante el convite , Pelaez, uno de los fotográfos de la revista plasma con su reportaje este día tan especial para Javier y Daniel a quienes el protagonismo no les asusta, al revés, están encantados con los regalos que reciben.
Matilde, con una tripita de casi cinco meses ya visible, respira aliviada pues ha podido controlar sus llantos repentinos a pesar de la emoción que le ha embargado durante toda la ceremonia.
Héctor y Asunción no paran de dar las gracias a las enhorabuenas que reciben, mientras las chicas, sentadas en una mesa con Suzanne, Tim y otros jóvenes del equipo de baloncesto que entrenan a Javier y a Daniel, hablan animadamente.
Asunción agradece a los padres de Suzanne el ramo de flores que le enviaron a casa al día siguiente de su percance y Felisa se pone nostalgica recordando, junto a su marido, las comuniones de sus hijos, sobre todo la de Pedrito por ser la más cercana en el tiempo.
A las seis de la tarde la fiesta finaliza y ya en casa, la familia Perea comenta la ceremonia en el salón. 
-          ¿No te has sentido nervisos en ningún momento? – le pregunta su hermana
-          No, ¿ por qué? a mi me ha gustado que estuviera todo el mundo pendiente de nosotros. Al cura no le he entendido mucho pero ya sé que ahora puedo comulgar siempre que vaya a misa y los regalos me han gustado un montón ¿ has visto el reloj que me han regalado los abuelos? – contesta Daniel enseñándole el flamante reloj a su hermana. 
Los cuatro siguen charlando e intercambiando impresiones y esa noche todos se acuestan pronto, están cansados, mañana es lunes y todo vuelve a la rutina, los niños al colegio y Asunción a pesar de su pata coja va a volver a la revista y espera ser la primera en ver las fotos del reportaje de Pelaez.

Fin.