miércoles, 15 de mayo de 2013

Caso del pasado y cuentas pendientes. Capítulo 8 y último.


Capítulo 8.

Martes, 25 de septiembre de 1973

Si la prensa del lunes publica una escueta nota de apenas cuatro líneas para notificar el secuestro de dos menores, la prensa del martes, en su primera edición, señala en primera página la resolución con éxito de dicho caso a manos de la policía nacional . No obstante, en casa de la familia Perea la prensa no se leerá hasta bien entrada la mañana del martes . Anoche se acostaron muy tarde, después del reencuentro con Dani en casa de Bonilla , al llegar a su casa, un excitado Daniel,  lleno de cosas por contar, no quería separarse ni para dormir de sus padres ni de su hermana. Ante el asombro de todos fue a su cuarto, arrastró su colchón a la habitación de sus padres y le dijo a su hermana: “en el mío cabemos los dos”  y asi pasaron la noche, juntos, dándoles las tantas intercambiando confidencias,  como nunca antes lo hicieran.

-      ¿Pero nunca tuviste miedo, Daniel? – le preguntó María
-      Sí, bastante pero como estaba con Javier y él parecía no tener miedo, me hice el fuerte, no quería que viese que soy un caguetas.
-      ¿ Pero no se lo preguntaste a Javier? A lo mejor a él le pasaba lo mismo que a ti. – volvió  a preguntar María
-      Pues mejor me lo pones, tampoco me lo hubiera  dicho.

María miró a sus padres que reían la respuesta de Daniel y replicó diciendo.

-      Pues yo no veo la gracias, el uno por el otro y los dos muertos de miedo ¡qué triste!
-      Más bien cómico – dijo su padre – Las niñas sois más dadas a contaros vuestros miedos pero los chicos tenemos pánico a reconocer los nuestros. Entiendo lo que dice tu hermano, el único consuelo que Bonilla y yo teníamos es que estaban juntos, que si no les separaban iban a poder con la situación por raro que te parezca.
-      Pues sigo sin entenderlo ¿ y tú mamá? ¿por qué los chicos no pueden llorar ni mostrar sus sentimientos?
-      Debe ser algo inherente a ser hombre – contestó Asunción- además de la educación que se les ha dado durante toda la vida. Tu misma le has dicho varias veces a Dani, cuando se ha caído y no paraba de llorar, que los chicos no lloran.
-      Eso, eso, me lo has dicho muchas veces – dijo Daniel dando golpecitos en el brazo a su hermana.
-      ¡Qué no me toques, enano! – respondió María cogiendo a su hermano por el brazo.
-      ¡Me encanta la paz de nuestro hogar! – dijo Héctor riéndose con ellos mirando a Asunción
-      ¡Ni que lo digas! – contestó  ella separando a sus hijos y acabando con ellos en el colchón de Dani.

Al día siguiente la primera en despertarse es Asunción que al ver la hora que marca el reloj de la mesilla, deja la cama con una gran sonrisa al recordar la noche pasada y ver la cabeza de sus hijos juntos en el mismo colchón y saltando sobre ellos, se mete al baño . Se da prisa pues a las dos de la tarde han quedado todos en casa de Fernanda para comer, los niños tienen unos días libres con permiso de la dirección del colegio, las chicas aún tienen vacaciones y por la tarde se les unirá la familia White con Tim y Alejandro quienes esa misma noche regresarán a Inglaterra.  A las nueve y media pasadas despierta a los niños y cuando ya están en sus respectivos cuartos se acerca a su marido, quien aún duerme plácidamente y suavemente, dándole pequeños besitos en la frente le dice

-      Vamos dormilón que ya han dado las diez.

Una hora más tarde, ya lavados y bien despejados se sientan todos a desayunar en la cocina y Daniel que sigue excitado por todo lo sucedido dice.

-      ¡Por fin un desayuno como Dios manda! Ya no quiero más tortillas a la francesa en mi vida, ¡qué hartura!...!y vasos de leche tampoco!
-      Lo de la tortilla, que pase de momento- contesta Asunción- pero lo de la leche olvídalo  la necesitas que estás en pleno crecimiento.
Daniel no tiene tiempo de responder, María se ha levantado a abrir la puerta, Julio entra en la cocina con la prensa bajo el brazo, el chico se lanza a su cuello y le pregunta
-      ¿Salgo en los periódicos?
-      El caso Dani, el caso – dice su padre
-      ¿Y la revista vuestra no va a publicar nada?-  Pregunta María
-      Por supuesto – contesta Julio – contamos con una redactora de primera que además sabe la historia y lo que hay detrás de la historia.
-      Eso mismo me decía Héctor anoche pero no sé, tengo mis dudas, creo que no voy a poder ser objetiva .
-      No es necesario – responde Julio- de hecho sería estupendo si lo escribes justo como madre más que como periodista, los lectores te lo agradecerán. El caso ya viene bien detallado en todo los periódicos de hoy.
-      ¿Y yo no puedo escribir algo como hijo?- pregunta Daniel – Javier y yo hemos sido los protagonistas.
-      NO – contestan todos a la vez

Ya en el salón y sentados en el sofá leen los diferentes periódicos que resaltan la noticia que les llegó en un teletipo justo a tiempo de incluirla en la tirada de la mañana. 

“ En la tarde del lunes, 24 de septiembre, la policía de Madrid, en colaboración con la de Getafe, ha podido detener a dos súbditos yugoslavos sospechosos de haber colaborado en el secuestro de los dos menores acaecido el pasado sábado. Los niños se encontraban en una nave industrial en un polígono de Getafe. Dentro de la misma nave se hallaba el coche que utilizaron para el secuestro y que coincide con la descripción que dieron los testigos. Una hora más tarde,  la  policía de Madrid pudo acorralar a los otros dos secuestradores, un hombre y una mujer,  a la altura del Parque del Oeste cuando éstos se disponían a huir con el dinero del rescate. Desgraciadamente el hombre, también de nacionalidad yugoslava,  sacó su pistola y tomando a la mujer como escudo, empezó a disparar a los agentes quienes no tuvieron más remedio que utilizar las suyas. La mujer, de nacionalidad española,  alcanzada en el tiroteo, falleció minutos más tarde camino del hospital. El hombre, que responde al nombre de Ilja Hovart y que resultó herido  ya ha sido trasladado a la prisión de Carabanchel. La policía no descarta el que haya más detenciones en las próximas horas”.

-      Me da un poco de pena el que La tacones haya muerto, no era tan mala, aunque si llego a saber que por culpa de ella mi padre tiene un accidente la hubiera escupido en la cara. El italiano si que tiene mala leche y los otros dos se portaron muy bien con nosotros. Si no hubiera sido por el boxeador, el italiano me hubiera pegado una bofetada- comentó Daniel al acabar de leer su madre la noticia
-      No hay que alegrarse de la muerte de nadie, Daniel,  pero Flora, la que tu llamabas La tacones no era tan buena persona como te imaginas. Ya intentó matar a su padre y por eso estuvo en la cárcel tanto tiempo – contesta Héctor
-      Pues yo lo siento, a mi no me da pena, aunque tampoco me alegro de la muerte de nadie pero ella misma se lo ha buscado, además no aprendió la lección de la primera vez- dice María
-      Lo importante es que la pesadilla terminó y les debemos mucho a Tim y a Alejandro, e incluso a Julio,  aunque en la noticia ni les nombren – comenta Asunción
-      Eso, eso- dice Daniel – ellos nos rescataron y no la policía. No es justo ¿ veis como yo también tengo que escribir mi historia en la revista?
-      No insista Daniel, no hay historia por ahora. Quizá cuando seas mayor tu historia se pueda publicar sin censura pero ahora no. Todo ha pasado tal y como lo cuenta la nota de gobernación y no hay más que hablar – se atreve a decir Julio
-      Pero ...
-      Daniel – dice María interrumpiendo a su hermano – en España no hay libertad de prensa como en otros países, ya lo entenderás cuando seas un poco más mayor ¿Verdad papá?
-      Tu hermana tiene razón, nos guste o no la forma de gobierno de España no es igual a la de Francia o Inglaterra. Aqui hay que acatar las leyes del movimiento – contesta Héctor
-      O sea que hay que hacer lo que Franco dice ¡pues no es justo, no lo es! – repite Daniel
-      Dejemos el tema por ahora y anda, ve a abrir la puerta que seguro que son tus abuelos con Irene.

La mañana sigue su curso y por primera vez Daniel no protesta ante los besos de su abuela ni las carantoñas de su abuelo y hasta Irene parece mirarle con otros ojos. El teléfono tampoco ha dejado de sonar, el director del colegio ha llamado y algunos compañeros de Asunción también han expresado su alegría por el feliz resultado. Julio que ya ha vuelto a la revista, ha dejado bien claro a su redactora jefe que puede tomarse unos días libres hasta que Daniel regrese al colegio antes de que acabe la semana. Las cosas tienen que volver a la rutina cuanto antes y vigilar muy de cerca a Daniel. Aparentemente no le ha afectado de forma negativa pero toda la atención que está recibiendo,  más los comentarios y preguntas que les van a hacer, a él y a Javier sus compañeros de colegio, preocupa un poco a las dos familias. El director del colegio ha citado a los profesores y ya ha hablado con la mayoría de los padres .
A las dos de la tarde se disponen a ir a casa de Fernanda, Matilde todavía está muy afectada y no está para invitados en casa además, si la casa de Bonilla es grande la de Fernanda lo es aún más y tiene un jardín,  en el que caben 10 casas como suele decir Vallejo a quien le gusta exagerarlo todo. Ya en la casa Daniel se encuentra con Javier y se abrazan como si nos se hubieran visto en años y salen juntos al jardín. Bonilla le pregunta a Héctor si su hijo está también tan excitado como el suyo  que no ha podido dormir ni les ha dejado dormir.

-      Tan excitado o más pero sí ha dormido, a las tantas igual que nosotros y en nuestra habitación – contesta Héctor contando como ha sido la noche
-      A mi no me extraña – dice Fernanda – lo han vivido como una aventura pero han debido de pasar miedo, aunque no lo quieran decir. Tendréis que tener un poco de paciencia y dejarles a hablar.
-      Daniel dijo anoche que tenía miedo pero no quería que Javier pensara que era un cagueta – recuerda María.
-      Es lo mismo que ha dicho Javier – dice Matilde - ¡Hay que ver como son estos niños!
-      Unos niños muy normales, muy despiertos y muy felices. No creo que este desagradable asunto les deje secuelas – opina Gustavo
-      Nuestro médico nos ha dicho lo mismo. Ha venido esta mañana y ha estado hablando con él y nos ha tranquilizado. También hemos hablado con el colegio y van a estar alertos por si hubiera cambio en su comportamiento – comenta Bonilla
-      Nosotros no hemos llamado al médico pero también hemos hablado con el colegio y si notamos algo extraño en su comportamiento le llevaremos a un psicólogo que nos ha recomendado Julio – dice Héctor.

Mientras los hombres siguen hablando las mujeres ayudan a Fernanda a poner la mesa, Martín sale al jardín a buscar a los niños y poco después se sientan todos a la mesa de doce comensales que Fernanda ha comprado hace poco y que luce  muy bien en el salón comedor con vistas al jardín. Después de comer, Héctor invita a María a dar un pequeño paseo por el cuidado jardín.

-      ¿Sabes por qué te he pedido que me acompañes , princesa? – pregunta su padre parándose en la pérgola que hay en el jardín y que sirve de cenador en la noches de verano.
-      Me lo imagino, quieres hablar conmigo a solas ¿ te lo ha pedido mamá?
-      Esta vez no, princesa. Has pasado de estar muy alegre a ponerte triste de nuevo y ahora no es por tu hermano ¿ me equivoco?
-      Lo siento, no quiero aguar la fiesta a nadie pero Tim vuela esta noche de nuevo a Inglaterra y hasta las navidades no lo voy a volver a ver.
-      Ya me lo imaginaba , yo no soy el más apropiado para darte consejos pero a él seguro que le pasa lo mismo y si de verdad le quieres despídete de él con esa sonrisa que no tiene precio , como el mismo dice, para que le acompañe en el vuelo. Además, nadie ha dicho que no puedas ir otro fin de semana a Londres más adelante.
-      ¿Lo dices en serio? Sería fantástico y qué eso de la sonrisa ¿cuando te ha dicho eso?.
-      Ayer mismo, antes de venirnos para casa les agradecí a los dos todo lo que habían hecho y en ese momento tu estabas embelesada, escuchando a tu hermano y a Javier y la sonrisa no te cabía en la cara, entonces me dijo  “no tiene que agradecerme nada, esa sonrisa no tiene precio”. Yo estoy de acuerdo, últimamente estoy muy de acuerdo con Tim, asi que princesa, no te preocupes, mal de amores no creo que vayas a tener y no olvides que aún eres muy joven, que este año es el último en el colegio y que tus notas son decisivas si quieres ir a la Universidad.
-      Gracias papi, no lo olvido y tu no olvides lo de un fin de semana en Londres antes de Navidad ¿vale?
-      No lo olvido, descuida, lo hablaré con tu madre y, mira, ahí llega, volvamos con los demás – dice Héctor al ver entrar en el jardín a la familia White con los chicos y a Paloma con Vallejo y Laura.

Cuando ya están todos reunidos Daniel vuelve a contar cómo les rescataron Alejandro y Tim.

-      ¡Alejandro tumbó al boxeador de un derechazo de órdago! – exclama Daniel
-      ¡Daniel! Modera tu lenguaje – dice su madre tratando de no reírse ante la palabra utilizada por Daniel.
-      Es verdad, mamá no exagero – contesta el niño
-      Y Tim utilizó una llave de judo con el cabeza pelada que me tiene que enseñar – dice Javier
-      ¿ y vosotros cómo lo sabéis si estabais en el cuarto encerrados? – pregunta Suzanne
-      Porque oímos como se lo explicaban a los tíos ¿ a que sí? – dice Javier mirando a los aludidos.
-      Sí, asi fue – contesta Gustavo – cuando entramos en la nave ya estaban los dos atados de manos y pie y vosotros libres, pero que lo cuenten ellos.

Alejandro mira a Tim y dice

-      ¿Comienzo yo?
-      Sí, tu fuiste el que salió detrás del boxeador y el que empezó todo.
-      Al verle pasar por delante de nuestra mesa le reconocí inmediatamente del esbozo de Tim y pensé que si le seguía y esperaba a que abriera el cierre quizá se me ocurriese algo para llamar su atención.
-      ¿ y se te ocurrió pegarle un puñetazo? – pregunta Clara
-      No a la primera, no. Tim ya me había alcanzado cuando vimos como levantaba el cierre y corrí hacia él, sin pensarlo, le di un golpecito en el hombro, él se volvió y mi derecha voló a sus mandíbulas  Tuve suerte de pillarle desprevenido , seguro que en condiciones normales me hubiera dejado él a mi K.O. Yo no soy boxeador, ni tan siquiera entreno y el tiene toda la pinta de serlo.
-      ¿Y entonces que pasó? – quiere saber Fernanda
-      Cayó al suelo redondo – sigue Tim – y el otro oyó el ruído y se asomó a ver que pasaba con la pistola en la mano. Alejandro estaba inclinando, sacando los cordones de los zapatos del boxeador para atarles las mano y no vio al cabeza pelada. Afortunadamente éste no me vio a mi y como dice Javier, utilicé una llave de judo que me salió bien por lo mismo, por pillarle desprevenido. Ya en el suelo, Alejandro con la pistola en la mano le obligó a entrar en la nave, a quitarse sus cordones y le atamos también a él. Después entramos el cuerpo del boxeador que ya había vuelto en sí y abrimos la puerta con la llave que estaba en la cerradura. Javier y Daniel salieron, no nos dio tiempo ni a abrazarles cuando vimos entrar a Vallejo con Gustavo.
-      Nosotros nos quedamos muy sorprendidos – sigue Vallejo – y yo cogí la pistola que Alejandro acaba de dejar sobre la mesa, utilicé el teléfono para llamar a Getafe y a casa de Bonilla y lo dejamos descolgado por si a los otros dos se les ocurría llamarles antes de la hora acordada entre ellos. La policía llegó, se los llevaron y un agente se encargó de pasar el recado a Rivera. Dejaron que la entrega siguiera adelante, tenían toda la zona vigilada con policías de paisano y cuando intentaron irse con el dinero, utilizando el teleférico que va a la Casa de Campo les rodearon y empezó el tiroteo.
-      Y la policía se lleva los honores, Rivera se retira con un gran éxito y la verdad no la va a conocer nadie – dice Paloma
-      Eso, eso he dicho yo esta mañana, no hay derecho – vuelve a repetir Dani.
-      No, no hay derecho pero es mejor así – comenta Bonilla – de esa forma Tim y Alejandro se han librado de tener que declarar en comisaria e incluso de interferir en asuntos de la policía.
-      ¿Han detenido ya a tus amigos? – pregunta Martin a Bonilla
-      Vallejo tiene más información que yo, él acaba de verse con Rivera ¿no?
-      Sí, han detenido a Campos en Valencia cuando se disponía a ir a Portugal y a Rodic en Málaga. Ambos dicen no saber nada del secuestro. Campos ha declarado que Rodic le pidió la nave prestada para almacenar un cargamento de tabaco que pensaban llevarse a Croacia, en espera de que los permisos de exportación estuviesen listos. Rodic ha confesado que usó ese pretexto porque Hovart se lo pidió, pero no quiso saber para que la necesitaba aunque se imaginó que, al no encontrarle en Málaga, de que se había metido en un buen lio.
-      ¿Y Hovart? ¿qué ha dicho?
-      Nada, se ha negado a declarar pese al tratamiento que ha recibido y ha pedido que Rodic le proporcione un abogado.
-      ¡Mal pinta la cosa para Campos y Rodic! – opina Alejandro – pero allá ellos pero lo siento por Bonilla ¿ qué va a pasar ahora con tu inversión el hotel en Istria?
-      De momento nada – contesta Gustavo  por él – habrá que esperar a lo que decide el juez instructor que lleva el caso de Campos y Rodic y después ya se verá.
-      No sé si voy a perder el dinero o no, pero mi sociedad con ellos ya está rota y la aventura de invertir en el extranjero se acabó. En casa, que aunque no sea oro todo lo que reluce al menos sé lo que me pudo esperar.
-      Cuando se te pase el susto, tenemos que hablar de mi proyecto de casas rurales por Asturias y Santander y si alguien, además de Glen, está interesado ya lo sabe. Creo que yo sí soy de confianza ¿ o no?
-      Por supuesto, pero ya lo hablaremos más adelante, como tu bien dices se nos tiene que pasar el susto a todos.
-      Me parece muy razonable – contestó Martín – pero antes de que os vayáis Fernanda os quiere comunicar algo y consultar una cosa.
-      Martín y yo hemos pensado en fijar la fecha de nuestra boda el 1 de diciembre y nos gustaría contar con todos vosotros y cuando digo todos, me refiero también a Alejandro. Es un sábado asi que no creo que fuera un problema para viajar.
-      ¡Cuenta con ello! – dice Alejandro y enhorabuena.

Todos los presentes agradecen la invitación que acepta de muy buen grado pero queda la consulta y Asunción pregunta

-      ¿Y la consulta que querías hacer, era esa, si vamos a vuestra boda?
-      No, no era esa pero guarda mucha relación con ella. Quisiera que esta boda fuese completamente diferente a la anterior. Algo nuevo como corresponde a mi nueva vida y había pensado en una boda tipo a la americana. Es decir, en casa, podía encargar una carpa cerrada para el jardín y que las chicas fuesen mis damas de honor, los chicos los padrinos de Martín y que Vallejo me hiciese el honor de llevarme al altar pero no sé si eso sería posible en España, vamos si me lo van a permitir.
-      ¡Sería fantástico! – dicen las chicas en coro.
-      Por mi encantado – contesta Vallejo emocionado
-      Hay que informarse ya mismo – dice Bonilla
-      Si no es posible en tu casa en la base americana siempre es posible.- afirma Glen
-      Gracias, es una buena idea – contesta Martín, te lo agradeceríamos infinitamente.

Después del anuncio y los planes para la boda la familia White se despide .A las diez de la noche Tim y Alejandro tienen que estar en Barajas, salen en el último vuelo con destino Londres a las 11 de la noche. María y Paloma acompañan a los chicos al coche de Tim, se despiden con tristeza y las dos parejas se besan. María no olvida la sonrisa que Tim le devuelve añadiendo:  thanks my love, te llamo en cuanto llegue.
Desde la puerta de la casa los demás les contemplan y les dicen adiós con la mano. Laura y Asunción se vuelcan en María y Paloma quienes están de acuerdo en acompañarlas pronto a Londres. Más tarde y de camino a casa María comienza a fantasear como serán los vestidos de damas de honor y de las ganas que tiene de contárselo a Irene que aunque hoy no haya podido ir ella también está invitada al igual que sus abuelos y Julio. Ya en casa, cuando los niños están dormidos y ellos se acuestan Asunción le dice a su marido.

-      ¿Vamos todos a Londres, my dear?
-      Si sigues diciéndome cosas en inglés al oído seguro que sí- contesta Héctor jugando con su pelo.
-      Me encantaría pero estás aun convaleciente y ciertos movimientos pueden ser perjudiciales.
-      Si no lo intentamos no saldremos de la duda ¿ no te parece? Yo arriesgo y ¿tú?

Asunción no responde, besa a su marido y decide tomar ella las riendas para evitar daños mayores y después se quedan dormidos, satisfechos y contentos por la suerte que están teniendo de poder seguir siendo una familia completa, de quererse tanto y de tener los amigos que tienen.

Fin



























domingo, 12 de mayo de 2013

Caso del pasado y cuentas pendientes. capítulo 7



Capítulo 7

Lunes 24 de septiembre , 14.30 de la tarde.

A las puertas del camping y delante del restaurante los chicos discuten lo que pueden hacer y si se sería mejor que las chicas se quedaran en el coche o en la terraza del restaurante , algo a lo que Paloma se opone rotundamente.

-      Hemos venido juntos y de separarse nada de nada.

 El restaurante del camping está a pie de calle y en su terraza hay algunos turistas sentados mientras que en su interior, a juzgar por lo que se ve por sus puertas abiertas,  hay muchos obreros comiendo. Los chicos deciden sentarse a tomar unos helados, Alejandro aprovecha para ir al servicio y de paso mira por si viera alguna cara conocida. Coincide con el camarero al salir y se une a la conversación en inglés que Tim está manteniendo con uno de los turistas sentados en la mesa de al lado.

-       ¿ Que van a tomar los señores y las señoritas? – pregunta el camarero y ante la ausencia de respuesta de los chicos son ellas las que deciden.
-      Cuatro bombón-helados de chocolate y nata – dice María
-      Van a querer algo más después de los helados – pregunta el camero
-      De momento no, gracia y disculpe – dice Tim terminando la conversación con el vecino de mesa.
-      ¿Podríamos hacerle una pregunta? – dice Alejandro sacando la cartera para pagar la consumición.
-      Sí, claro. Hablan muy bien el castellano para ser extranjeros – contesta el camarero.
-      Gracias- dice Alejandro sin sacar del error al camarero- ¿ Sabría usted decirnos si por aqui hay alguna nave o local grande que se venda o alquile? La familia de mi madre está buscando una nave industrial y a mi me parece este sitio ideal, está muy bien comunicado y nada de lejos de la ciudad.
-      ¿Sois americanos? – pregunta el camarero
-      No todos, yo si lo soy – contesta Tim – pero mi amigo Alex tiene razón este sitio es ideal. ¿No hay extranjeros por aqui establecidos?
-      No, no muchos, los turistas del camping pero, ahora que lo dices, sí, hay un italiano que no está en el camping y que viene todos los días a por unos bocadillos de tortilla la francesa. Quizá trabaja en una de las naves o haya alquilado una, creo que algo he oído.
-      Puede ser – dice Alejandro – pero usted no sabe si hay algo en venta, ¿verdad?
-      En esta calle seguro que no, un poco más al interior creo que hay dos naves pero no estoy seguro.
-      Gracias, ¿ hay un camino interior para llegar al cerro de los Angeles andando?- pregunta Tim de regreso del coche a dónde ha ido a por la cámara de Alejandro.
-      Sí, hay uno pero van a dar un rodeo enorme.
-      A mi no me importa andar, me encanta – dice Alejandro – y de paso nos fijamos si vemos un cartel de Se vende. ¿ Qué hacemos? ¿tenéis ganas de andar, chicas?
-      Sí, sí,  vamos con vosotros, tenemos muchas ganas de andar. Hasta luego- contestan las dos al mismo tiempo.

Los chicos dejan el camping, andan por la calle que el camarero les ha indicado y ésta les lleva hasta el pinar que hay a los pies del Cerro. A la izquierda de la calle, paralela al pinar, hay unas cuantas naves industriales y un gran descampado. La última nave, rozando ya el descampado está en venta y a diferencia de las otras naves no tiene entrada por esa calle. Desde sus ventanas a ras de techo se puede ver perfectamente la imagen del Sagrado Corazón.  María reprime a duras penas las ganas de gritar el nombre de su hermano y Javier.

-      Eso no es posible María, sería una imprudencia y contraproducente para ellos – apunta  Alejandro
-      Ya lo sé, no soy tonta pero ¿entonces que queréis hacer? – pregunta María un tanto impaciente.
-      Vamos a rodear la nave y a observar si hay coches aparcados delante de ella, si hay gente , si tiene más entradas o salidas ¿ no te parece mejor , María? – contesta Tim
-      Bueno, como quieras pero no veo como nos vamos a asegurar que mi hermano está ahí.
-      Paciencia – dice Alejandro- no lo echemos todo a rodar por las prisas. Mi plan, por si alguien pregunta que hacemos por aqui. Hablamos en inglés entre nosotros, somos americanos, y queremos ir andando al Cerro y nos hemos perdido, no encontramos el camino. Paloma es mejor que no hable, si la preguntan, se la nota un poco el acento andaluz. Dejadnos a nosotros hablar.
-      Si a mi se me nota el acento andaluz a ti el venezolano asi que tu tampoco digas nada en castellano, mejor Tim que es el único que habla castellano con ligero acento extranjero – responde Paloma un tanto picada por las palabras de Alejandro.
-      No os enfadéis, por favor – pide María – es mejor que hable Tim si alguien nos pregunta pero exagerando su acento para dar más el pego

Al final consiguen ponerse de acuerdo y comienzan a andar rodeando el edificio, los chicos delante y las chicas detrás. Descubren que la entrada está , como presumían al otro lado y que ésta es un portalón que tiene una puerta pequeña que es un cierre. Delante de la puerta no hay coches y no hay nadie por esa calle. Regresan a la parte trasera de la nave y Tim , al ver en el descampado una escalera de mano con los peldaños bajos rotos y la parte de arriba rajada, no se lo piensa dos veces, la apoya contra la pared y las chicas y Alejandro vigilan que nadie los vea. Tim no tiene suerte en las primeras  ventanas pero en la tercera consigue ver al fondo una mesa con dos sillas y distingue a un hombre sentado con un periódico o algo así y un teléfono sobre la mesa. Desliza la escalera con cuidado, pues con cada deslizamiento  va quedando menos escalera, y en la cuarta ventana consigue ver a Javier sentado sobre una mesa de lo que parece ser un cuarto independiente dentro de la nave. Javier que lo ve se tapa la boca para no gritar y hace una seña a su amigo. Dani corre a la mesa y con cuidado, mirando de reojo la puerta por si acaso El boxeador entrara, levanta dos dedos de la mano derecha y Tim le hace el signo de OK, después salta para no caerse ya que la escalera, lo que quedaba de ella se ha desmoronado. Al ir a tirarla al descampado tropieza y hace ruído llamando asi la atención de algunos obreros que regresan de comer.

-      ¿Qué hacéis por aqui?, ¿ no estabais en el camping? – pregunta uno de ellos.
-      Sí, - contesta Tim –  somos, estamos perdidos, creo, el camarero indica el camino andando al Cerro pero tomar mal la calle.
-      Mal, mal no , pero por aqui tenéis que dar mucho rodeo, mejor volved al camping y vais en  el coche por la carretera , en la segunda desviación ya estáis casi en el aparcamiento del Cerro. ¿Comprendes lo que digo?
-      Sí, sí, comprendo. Muchas gracias – responde Tim volviéndose a sus amigos diciendo en inglés para que el obrero les crea la historia – back to the car.
-      OK. Gracias – dicen los demás a la vez.

Los chicos desandan lo andando y de vuelta en el camping Tim utiliza la cabina que hay cerca de la piscina para llamar a su padre, ha pasado una hora y media desde que salieron de Torrejón y se extraña de no haber visto aún ningún coche de policía por el lugar. Su padre le explica que el teléfono de Bonilla está constantemente comunicando y que Gustavo ha ido a contarlo. Glen decide ir también a contar en persona el último parte de su hijo no si antes advertirle que no se muevan del camping y que vigilen desde allí los movimientos.

 Gustavo, que ha llegado a las tres menos veinte de la tarde a casa de Bonilla se encuentra de camino junto con Vallejo al polígono de los Olivos mientras los preparativos para la entrega de dinero siguen su curso.  Queda menos de dos horas y ahora la prioridad es otra, coger a los secuestradores vivos o muertos, si Tim y Alejandro tienen razón y los niños se encuentran en Getafe la policía les encontrará enseguida. El comisario ya ha alertado a la policía de Getafe que esperan la llamada de Vallejo para actuar.

-      Espero que el novio de tu hija, por el bien de tu hijo y el de Bonilla, tenga razón, Perea. Perder el tiempo en estos casos es perderlo todo.
-      Por lo que nos ha contado Gustavo, Tim está en lo cierto. Su razonacimiento ha sido lógico y además ha comprobado con mapas militares si el lugar era el correcto y por si fuera poco su padre ha confirmado que Campos tiene una nave industrial en ese polígono ¿ Qué más quiere? Los chicos han sabido interpretar las pistas y encontrar testigos que nos han llevado a los autores. Ellos te han hecho el trabajo. Entiendo que escueza pero a ahora solo tenéis que detenerlos, rescatar a nuestros hijos y atrapar a los otros dos y llevaros los honores ¿de qué te quejas? Seguro que hasta recibes un premio.
-      Ya decía yo dónde se había quedado el Perea sarcástico de los viejos tiempos.
-      No es momento para estas tonterias Comisario Rivera – interviene  Asunción- no sé el motivo de la inquínia que parece sentir por mi marido ni me importa pero haga su trabajo y hágalo bien porque yo estoy a punto de explotar.
-      Yo opino lo mismo – dice Matilde asombrada de la actitud del comisario- ¿Bonilla, tu no dices nada?
-      Tengo mucho que decir pero prefiero concentrarme ahora en lo que tengo que hacer. Ya tendré tiempo de hablar con Rivera y de decirle lo que pienso.

Rivera, realmente esta de muy mal humor, si el caso sale mal se jubila con un caso negativo más en su expediente y él quiere salir como Vallejo, por la puerta grande y no como hiciera Perea por la puerta trasera, por su empeño en aplicar la justicia como si fuera el único  que supiera lo que está bien y lo que está mal, por la osadía de perseguir a la iglesia, de acusarla junto al cuerpo de policías de encubrir abusos a menores provocando una división interna entre los compañeros , llegando incluso a que algunos, como Bonilla, dejasen el cuerpo voluntariamente, mostrando asi su apoyo a Perea pero sus reflexiones no irán más lejos, estás se verán cortadas por la entrada de Glen White en el salón con el nuevo parte.

-      Tim ha podido ver a los niños y están bien. Hay dos hombres con ellos  ¿ dónde está Gustavo? ¿ No ha hablado con vosotros? Los chicos están esperando en un camping y se extrañan de que la policía aún no haya aparecido.
-       Vallejo va de camino con Olavide y en Getafe esperan la llamada.
-     ¡Menos mal!, hasta que no vea a los seis entre nosotros no voy a respirar tranquilo. Les he dicho que esperen en el camping pero no me hago ilusiones. Como vean una oportunidad se lanzan y temo las consecuencias.
-     No creo que tu hijo y Alejandro pongan en peligro a Paloma y a María, Glen – dice Héctor muy serio.
-    De eso no tengo duda, Héctor, lo que temo es que las dejen a ellas en el camping y ellos intervengan en algún plan de última hora.
-    En eso llevas razón, Alejandro es más impulsivo que Tim y sabe que tiene una buena derecha, no me extrañaría que si tiene oportunidad que la utilice y es mejor que las chicas no estén delante.

Ante la confirmación de que los chicos están allí, Rivera llama de nuevo a Getafe y les da la dirección exacta de la nave industrial, después mira a Bonilla y le apremia para seguir con los preparativos de la entrega de dinero y estudiar las salidas de los secuestradores en esa zona de Madrid.

El boxeador, como Daniel le llamara, camina en ese momento hacia el restaurante del camping, pasa por delante de la mesa en la que se han sentado los jóvenes, saca dos cajetillas de tabaco de la máquina que hay junto a la nevera con las cervezas y los refrescos, duda si echar una moneda para sacar un refresco pero cambia de opinión al comprobar que el reloj de chapa gigante de coca-cola, que hay encima de la nevera, marca las cuatro en punto. Alejandro deja que el hombre se aleje unos metros y se levanta dispuesto a seguirlo, Tim le llama pero su amigo no le hace caso, no queda más remedio que levantarse él también dejando, sobre la mesa, unos billetes para pagar los refrescos y dándole un beso a María dice:

-      No os mováis de aquí. La policía estará al llegar, paradla en cuanto la veáis .
-      ¡Ten cuidado Tim! – le dice María
-      ¡Para a Alejandro, por favor! – le dice Paloma.

Las chicas se quedan mirando como Tim corre tras Alejandro y Paloma pregunta muy preocupada.

-      ¿No les va a pasar nada, verdad? 
-      Seguro que no. Tim sabe como parar a Alejandro. La verdad es que me sorprende que se llevan tan bien. Alejandro es impulsivo e inquieto y Tim es lo contrario. Reposado y reflexivo.
-      ¿No es eso un poco aburrido? – dice Paloma – a mi me gusta Alex como es y gracias a su impulsividad nos conocimos, asi que bendita impulsividad.
-      Te entiendo Paloma y Tim no es nada de aburrido , al menos a mi no me lo parece y también me gusta como es.
-      Y tu le gustas a él tanto como el te gusta a ti se nota a la legua. A veces me recordáis a tus padres porque con una mirada ya os entendéis, parece que no hay secretos entre vosotros.
-      ¿ Crees que Alejandro tiene muchos secretos contigo?
-      Muchos no sé, pero uno grande seguro, se lo noto. A veces quiere decirme algo pero no dice nada, se queda pensativo, sonríe y dice: olvídalo, era una tontería.  ¿ Tu crees que su madre tendrá algo contra mi por no ser de la misma clase que los Rivas?
-      No lo creo. No conozco a Ana ni a su tía pero mi padre nunca ha hablado de ella como una mujer que solo se codea con gente de su nivel, al revés. No te preocupes, cuando Alejandro lo crea oportuno, si guarda un secreto, seguro que te lo dice y....! Ahí viene Domingo con el tío Olavide! – dice María levantándose de la silla, corriendo hacia el coche.

Vallejo frena en seco y habla con María, Paloma se une a ella, se montan en el coche y les llevan hasta la nave. El cierre está levantado y Vallejo con la pistola en mano se acerca despacio y Olavide le sigue. Las chicas se quedan por orden de Vallejo en el coche, cogidas de la mano, sienten como sus corazones palpitan como caballos desbocados, pulso a 100 por hora, contienen la respiración y ven como se adentran en la nave pero no oyen nada. Desobedeciendo la órden abren la puerta del coche y están a punto de bajarse cuando ven salir a Javier y a Dani corriendo. María vuela hacia su hermano, le abraza como una loca, con la otra mano sujeta a Javier y los tres se funden en un fuerte abrazo. La voz de Tim la recuerda que no están solos.

-      Ya ha terminado todo María. Están bien y nos los llevamos a Madrid. Domingo acaba de hablar con Matilde y la policía de Getafe no tardará nada en llegar.

Detrás de Tim está Alejandro con Paloma y Olavide desde la puerta les anima a irse rápidamente y de vuelta al camping, dónde tienen el coche se cruzan con los coches de la policía.